Las recientes elecciones en Venezuela, marcadas por la victoria anunciada del Consejo Nacional Electoral (CNE) a favor de Nicolás Maduro sobre Edmundo González, nos invitan a una profunda reflexión.
A primera vista, el resultado puede parecer desalentador, pero como bien decía María Corina Machado: "¡Esto es hasta el final!" Y es que, en medio de la tristeza y desilusión que muchos sentimos, se vislumbran señales de cambio que nos permiten afirmar que este es solo el comienzo del fin de 25 años de sufrimiento e impotencia para muchos venezolanos.
La oposición, encabezada por María Corina Machado, sabía que derrotar a Maduro o al oficialismo mediante elecciones democráticas era una misión casi imposible. Con los antecedentes autoritarios y el control de los distintos poderes del Estado por parte del gobierno, era evidente que ganar oficialmente unas elecciones era una batalla perdida.
Sin embargo, en mi opinión, ese no era el objetivo principal. Lo que muchos consideraron una mala estrategia por parte de la oposición, para mí, resultó ser una gran victoria.
El oficialismo comenzó su serie de errores inhabilitando a María Corina para participar en las elecciones. Continuaron su declive inhabilitando a Corina Yoris y visibilizaron su juego sucio al permitir la participación de Edmundo González a muy pocos meses de la elección final. Bastaba con ver un tarjetón electoral con más de 10 casillas de Maduro en primera fila, frente a las dos o tres de Edmundo González, para entender la magnitud de la manipulación.
En un mundo donde las redes sociales permiten una visibilidad sin precedentes, cada paso arbitrario y manipulador del gobierno se expuso ante los ojos del mundo. Las estrategias del oficialismo para impedir unas elecciones libres no pasaron desapercibidas, y cada acción solo sirvió para vaticinar el desenlace: unas elecciones completamente manipuladas y fraudulentas que el mundo entero presenció.
Algunos pueden argumentar que María Corina Machado se prestó para esta manipulación, pero la única manera de que el mundo viera lo que ha estado sucediendo durante años era participando en estas elecciones.
Hoy, el mundo despertó no con la victoria de Maduro, sino con la noticia de un fraude electoral. La comunidad internacional exige que los resultados presentados por el CNE sean verificados, algo que sería imposible para el gobierno.
Países como Chile, España y Estados Unidos han pedido la verificación, mientras que otros como México, Brasil y Colombia, aunque afines al gobierno de Maduro, aun no reconocen su victoria y exigen reconteo de los votos. Esto demuestra que la estrategia de la oposición está funcionando, y hoy tiene argumentos validados por muchos países que reconocen que lo que pasó en Venezuela no se ve bien.
Habría sido un gran error que la oposición no participara en las elecciones como forma de protesta, estrategia que utilizaron equivocadamente en 2005 y 2018 y que al final no les permitió demostrar sus argumentos con hechos.
La conclusión es clara: la oposición ganó ayer, en votos y sobre todo en opinión. Tiene a toda la comunidad internacional exigiendo resultados verificables, resultados que no se pueden sustentar y que obligarían a una nueva elección o a una salida negociada del régimen. ¡Esto es el comienzo del fin!
Acá algunas de las posiciones de la comunidad internacional:
Estados Unidos: Antony Blinken, Secretario de Estado, pidió un recuento de los sufragios "detallado", además expresó su "seria preocupación de que el resultado anunciado no refleje la voluntad o los votos del pueblo venezolano".
Colombia: El canciller Luis Gilberto Murillo exige un "conteo total de los votos, su verificación y auditoría de carácter independiente" para aclarar los resultados.
Unión Europea: Josep Borrell pide a Venezuela garantizar "total transparencia del proceso electoral, incluyendo el conteo detallado de los votos y el acceso a las actas de votación".
España: José Manuel Albares solicita "total transparencia" en el cómputo de votos, la "publicación de las actas mesa por mesa" y mantener la calma y el civismo.
Reino Unido: Londres expresa preocupación por las "graves irregularidades" en las elecciones que dieron un tercer mandato a Nicolás Maduro.
Argentina: Javier Milei exige la salida de Maduro y afirma que Argentina no reconocerá otro fraude, pidiendo que las Fuerzas Armadas defiendan la democracia.
Chile: Gabriel Boric considera los resultados anunciados "difíciles de creer" y exige "total transparencia" y verificación por parte de veedores internacionales no comprometidos.
Perú: Llamarán a consulta al embajador en Venezuela ante los "muy graves anuncios oficiales" de las autoridades electorales.
Costa Rica: Repudian la proclamación de Maduro como presidente, considerándola fraudulenta.
Uruguay: Luis Lacalle Pou no reconoce el triunfo de Maduro por la falta de confianza en el proceso y el escrutinio.
Guatemala: Bernardo Arévalo dice que Venezuela merece resultados "transparentes, certeros y apegados a la voluntad de su pueblo", y expresa dudas sobre los resultados.
Italia: Antonio Tajani expresa "muchas dudas" sobre el desarrollo de las elecciones y exige "resultados que puedan ser verificados".