La foto de celebración del triunfo en el Movistar Arena que publicaron y los trinos que compartieron el combo de los economistas top de Gustavo Petro quedaba claro que tarde o temprano se iban a encontrar trabajando juntos materializando las propuestas de campaña en el gobierno. Así lo habían hecho Ricardo Bonilla, Diego Guevara y Luis Fernando Medina cuando construyeron el programa económico. Pero las cosas no se le dieron.
La batuta de hacienda la tomó José Antonio Ocampo, un out-sider para el Petrismo que el Presidente nombró con pragmatismo para enviar un mensaje de confianza a los mercados y asegurar un arranque tranquilo por cuenta del prestigio internacional y en el país de la figura del connotado economista. Con la reforma tributaria en la mano, una senda estable trazada y tras su encuentro personal con Biden en la Casa Blanca, el Presidente calculó que ya podía prescindir de Ocampo, a pesar de haberle pedido que ampliara su licencia en la Universidad de Columbia donde es profesor de planta hasta el 2024.
Decidió hace una semana que quería gobernar con los suyos, como dicen en el gobierno y pegó el timonazo. Nombró a su economista de confianza desde hace décadas Ricardo Bonilla, quien había terminado de gerente de Findeter en el Ministerio de hacienda. Allí se encontró a su colega Diego Guevara, a quien, por sugerencia del Presidente, Ocampo había nombrado vice ministro. Podrán finalmente trabajar en llave y con la posibilidad de llevar a otro del equipo, ya que el vice ministro técnico Gonzalo Hernández se fue con Ocampo para regresar a la academia en la Universidad Javeriana.
El tercero del combo, Luis Fernando Medina, forma parte del equipo económico a la distancia. Fue uno de los primeros nombramientos que hizo el Presidente: embajador ante la OCDE en Paris, un puesto clave en la estrategia económica gubernamental.
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