"Soy uno más de los intelectuales de la pequeña burguesía de las ciudades que ha entrado a engrosar las filas del Ejército de Liberación Nacional de forma consiente". Andrés Felipe Vanegas o como era conocido dentro de las filas, alias Uriel, el tercero de los comandantes del Frente de Guerra Occidental Omar Gómez, fue hasta esta semana uno de los hombres duros de la guerrilla en los últimos años en el Chocó.
A diferencia de muchos comandantes, Uriel nunca quiso mantenerse en la clandestinidad absoluta. Twitter, Instagram, Facebook y WhatsApp eran solo algunas de las redes sociales por donde se mantenía en contacto con la gente y le medía el pulso al mundo que hay afuera de las selvas chocoanas. Incluso, tenía un blog en el que publicaba crónicas e información sobre la forma en cómo se movía su Frente en el Chocó. Así confirmó el pasado 10 de septiembre que la guerrilla había estado detrás de los incendios a los CAI de la Policía, a los que llamó “centros de tortura”, en distintas partes del país. Rastrearlo parecía fácil y fue por ahí mismo que el gobierno de Iván Duque y las Fuerzas Militares aprovecharon para montarle la cacería.
Alias Uriel inició como miliciano en la red urbana Martha Elena Barón de Antioquia en el año 2000 y en 2005, cuando la persecución del gobierno de Álvaro Uribe arreciaba contra las estructuras de milicianos de las guerrilleras, se incorporó al frente Cacique Calarcá. Tenía formación política y a cuestas varios años de lucha, que terminaron por elevarlo a ideólogo del Frente de Guerra Occidental en 2019.
Uriel, quien tenía comunicación directa con el comandante máximo Pablo Beltrán, siempre respaldo con celo el diálogo de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y el ELN. Como muestra de su confianza liberó al excongresista Odín Sánchez, condenado por parapolítica, después de cuatro meses de secuestro. Sin embargo, su escepticismo era aún mayor: "Desde antes del comienzo de la fase pública como Frente de Guerra Occidental Omar Gómez hemos sido críticos, porque consideramos que el problema de Colombia es uno de redistribución de la riqueza, porque hay más que suficiente para todos, pero se queda en pocas manos. No nos imaginamos a Sarmiento Angulo ni a ninguna otra cabeza de los grupos económicos del país, pasando por la Mesa de Diálogo, diciendo que es necesaria una Colombia mejor y que por esto va a descentralizar su riqueza extravagante".
A pesar de la presión del gobierno Duque, quien nunca ha dado el brazo a torcer para reanudar los diálogos de paz en La Habana, Uriel mantuvo las prácticas de su frente: secuestrar comerciantes, civiles e incluso soldados, y controlar la minería ilegal en el departamento que resulta mejor negocio para la guerrilla que el narcotráfico. Solo en Condoto se producen $1.600 millones en una semana.
El presidente Iván Duque viajó en persona la semana pasada hasta Quibdó para asegurar que la información de inteligencia con la que iban a capturar a alias Uriel estaba apunto. Hizo a un lado los diálogos con la minga y en una reunión exprés en medio de la noche se reunió con la cúpula militar. La baja del duro comandante del Chocó representa un duro golpe al ELN y sin uno de los altoparlantes que hablaba fuerte desde Colombia mientras el resto del Comando Central (COCE) de esa guerrilla.