Además de Dangond están en el cartel cantantes como Felipe Peláez y Jorge Celedón, exponentes de la música popular que poco o nada tienen que ver con el jazz. La verdad es que la lista de invitados para esta séptima edición del festival carece de artistas cultivadores del jazz, como Mr. Black o Andrés Cepeda, por dar un ejemplo.
Estos son algunos de los comentarios que aparecen en redes sociales:
Comentario de J.J Junieles:
Silvestre Dangond en Festival de "Jazz" de Mompox 2018 (6 - 8 de sept) ¿Con qué criterio estético se escoge esto?, ¿A qué asesor o investigador musical se consultó? Tiene toda la pinta de "negociación privada" con dineros públicos. ¿Cuántos miles de millones de pesos públicos vale eso? ¿Dónde está el costo y beneficio, la tasa de recuperación comprobada de ese gasto, disfrazado de inversión social? Pregunta periodística: ¿Alguien, diferente al Gobernador Dumeck Turbay, controla realmente (tras bambalinas, encubierto y bajo cuerda) al Instituto de Cultura y Turismo de Bolívar (ICULTUR)?, ¿Dónde está la vigilancia y controles de advertencia del Contralor Departamental de Bolívar Orlando Ayola Manjarrez? El evento es organizado por el Instituto de Cultura y Turismo del Departamento de Bolívar (ICULTUR) Apague y vámonos.
Comentario de Paulo Sanchez:
El Festival de Jazz de Mompox es en primer lugar, un símbolo de vanidad de Juan Carlos Gossaín, exgobernador de Bolívar, un carnaval del derroche y la opulencia, un penoso culto a la segregación, y por supuesto un manifiesto de imprudencia coronado por el descriterio artístico y cultural. En tres ediciones a las que asistí por delegación, fui testigo del orgullo que produjo a Gossaín y ahora a Turbay, llenar vuelos charter con la oligarquía Cartagenera y Bolivarense para llevarla de cuenta del erario público a Mompox y ubicarla en un inmenso VIP luego del cual ponen unas vallas para que después de los 2.000 invitados cómodamente sentados, se ubiquen los momposinos. Un festín mal curado musicalmente que le cuesta a los bolivarenses cerca de 3.000 millones de pesos de los recursos públicos. Un festival que rinde culto y prolonga la servidumbre. Un festival que lejos está de ser expresión popular y de enaltecer la cultura del género del que toma su nombre. La fiesta privada de la clase dirigente y dominante de Bolívar y la costa Caribe, con recursos públicos.
