“No aguantamos más, no queremos ni uno más caído”, gritaron los estudiantes del colegio Iberia de Tumaco, Nariño, por las calles de la comuna cinco de ese municipio. Ellos, que con dificultad superan los 18 años de edad, habían salido para rechazar el asesinato de 16 de sus compañeros por grupos armados en la región, en menos de cuatro años. Homicidios que ni los paramilitares, ni los narcotraficantes, ni las guerrillas se han atribuido para no dejar al descubierto las fronteras invisibles. Ese día cientos de alumnos y profesores intentaban llamar la atención y pedir apoyo al presidente Duque, para ponerle freno a la situación.
Hay un colegio llamado Iberia donde han asesinado a 16 estudiantes en los últimos 4 años, hoy los estudiantes salieron en una marcha a pedir ayuda, pero son pobres, negros y viven en Tumaco ¿les escucharemos? ¿Tienen iguales derechos que el resto? Dale retweet por favor. pic.twitter.com/vH1GMO29oD
— Casa Memoria Tumaco (@CasaTumaco) 31 de julio de 2019
Javier Adolfo Castro fue el último de los jóvenes asesinados del instituto Iberia, el pasado 19 de julio mientras jugaba un partido de fútbol con sus demás compañeros de décimo grado. Fue abordado por un hombre que le disparó ante la mirada expectante y temerosa de profesores y estudiantes del colegio. Su muerte se convirtió en la No. 16, que empujó a toda la comunidad a manifestarse con carteles, un carnaval y la consigna “no aguantamos más, no queremos ni uno más caído”, para exigir a los armados respetar la vida de los niños y jóvenes del instituto, ubicado en la comuna cinco.
En Tumaco la violencia no ha parado después de la firma del acuerdo de paz con la guerrilla de las Farc. Tan pronto como los guerrilleros abandonaron el departamento de Nariño, en bandada los demás grupos armados se metieron a la región. Esta zona, conocida por ser la de mayor hectáreas de coca sembradas en el mundo con 16.960, es disputada por Las Guerrillas Unidas del Pacifico, la banda de la Gente del Orden, las disidencias del Frente Oliver Sinesterra, el ELN y las Fuerzas Armadas, que buscan arrasar con esos grupos y de paso aplicar la erradicación.
La lucha de cada uno de estos grupos se vive intensamente en la comuna cinco y en el barrio Los Ángeles, lugares con dificultades de agua potable, poca presencia estatal y donde los manglares que los circundan, se han convertido en un corredor de armas y drogas que todos quieren controlar. En el fuego cruzado ha quedado la población.
En noviembre de 2017, en el municipio y para el instituto Iberia todo comenzó a empeorar, cuando los tiroteos diarios entre grupos armados se extendieron un mes imposibilitando que las clases continuaran su cauce normal. Después aparecieron los primeros nombres de jóvenes asesinados: Germán Mairongo, Robinson Hinestroza, Jhon Janer Ángulo, Dario Landazuri y Johan Hernán Riascos, a quien abordaron dos motorizados a la salida de su colegio y le dispararon varias veces. Riascos, de 18 años de edad, era además un futbolista consagrado.
El homicidio de Riascos llevó a crear una mesa de apoyo entre la Policía, el colegio, la Defensoría, la Personería, la Alcaldía y el Secretario de Educación, para buscar soluciones de seguridad y alternativas culturales y deportivas para los jóvenes. Después de la marcha se reactivó la mesa ante la incredulidad de las personas.
Ahora las directivas de la institución están a la espera de recibir mayor apoyo del gobierno nacional, que ha prometido meterle mano a los grupos armados que azotan las regiones y responder al asesinato a líderes sociales, que va casi paralelo al asesinato de los jóvenes del Colegio Iberia.