Que todavía exista la camaradería, compañerismo y amistad entre médicos conocidos es de lo más natural. Nadie cuestiona el apoyo al colega que trabaja en el mismo hospital, ni la solidaridad con quien fue compañero de universidad, así hayan transcurrido muchos años.
Más, ¿qué sucede cuando se encuentran dos médicos desconocidos entre si? Afortunadamente me ha tocado vivir aquello del Juramento Hipocrático muchas veces, en positivo. Otras negativas. Veamos ejemplos de ambas.
Llego a practicarme una endoscopia y ya en la camilla, surge en la conversación que soy médico. Agradable ver la cara de sorpresa del endoscopista, sorpresa con sonrisa, con un “que bueno que es colega”, no dicho en palabras, pero si en su lenguaje corporal, cómo se endereza, se acerca y se dirige afectuosamente. Al final, una vez despierto de la anestesia no solo explica lo encontrado sino que prescribe el tratamiento sin ser este su rol en dicha circunstancia. Nueva sorpresa cuando anuncia que no va a cobrar honorarios, solo se pagará los derechos de la clínica. Todavía en 2017 se practica esta norma no escrita. Bravo.
Cambia así la percepción anterior, de años atrás, cuando el médico que me recibe, sabiendo que trabajo para la misma EPS, teniendo pacientes en común, casi ni mira al rostro, la anamnesis se restringe a las mínimas preguntas y el examen físico es por decir lo menos, superficial, casi inexistente. El colegaje se quedó entre el tintero, igual que el acto médico.
“No voy a examinar a su hermana
porque en 10 minutos cambio turno
y llega otro internista”
“No voy a examinar a su hermana porque en 10 minutos cambio turno y llega otro internista”. Respuesta que deja sin palabras en el servicio de urgencias en la clínica (muy reconocida en la capital). No solo ausencia total de colegaje, sino de respecto por la profesión y desconocimiento de lo que han dado por llamar “servicio al cliente” que en épocas pretéritas era simple empatía y urbanidad.
El radiólogo acepta gustoso. En situación habitual no tendría que sentarse frente a su pantalla a explicar al colega lo que ha salido en el examen, eso sería tenor del médico tratante, que en este caso ni existía ya que el examen fue por pura curiosidad científica. Lo hace por colegaje, por respecto al médico mayor (desconocido), por bondad. Va más allá de su función “normal”. Qué alegría.
Bueno es ver que todavía aquel código no escrito de comportamiento entre colegas, todavía existe.
El juramento Hipocrático (ver recuadro) se refiere en especial al trato con los maestros, a la enseñanza de la medicina, pero no al trato entre colegas. No sobra en esta época recordar lo indispensable que es acercarse al colega desconocido como si fuera un hermano.