Le cuenta su nombre de pila a pocos, no se disfraza, se viste de cóndor todos los días, vive metido en su papel y en lo que él llama su “diseño artístico” y es uno de los personajes más emblemáticos y más conocidos del país.
Así es El Cole, dicharachero, simpático, cordial, educado y siempre sonriente así se este acabando el mundo.
Lo conocí personalmente en Estados Unidos en el mundial de 1994 y desde entonces le sigo la pista cada minuto viéndolo rejuvenecer a punta de fútbol.
Esta semana y aprovechando que su personaje cumple 30 años me cité de nuevo con él en otro símbolo de su ciudad Barranquilla, La Ventana al Mundo, para que me contara otra vez su historia que es tan interesante que se podría escuchar mil veces.
El Cole se hizo famoso sin pasar por las redes sociales, a punta de aparecer en la televisión en los mundiales. La Fifa lo califica como en hincha número uno de Colombia y lo invita a los previos de cada mundial para que impacte, en las sedes donde jugará la selección Colombia, a los periodistas del mundo.
A este pájaro multicolor lo patrocina la multinacional ventanera Tecnoglass como a cualquier deportista de elite y lo quiere todo el mundo.
Aquí está su historia: