La literatura y el cine llevan la delantera en la contextualización artística de lo que podría significar un colapso para la civilización. Y allí se queda: en los libros, en las pantallas y en la imaginación. Sin embargo, también existe literatura científica especializada que analiza los términos de un posible colapso y hace el ejercicio académico de pensar en posibles futuros poscolapsistas.
¿De qué hablamos cuando hablamos de colapso? Es difícil pensar en la idea de que llegará un momento, o el fin de un proceso, donde lo que conocemos como civilización occidental cambiará de manera abrupta y radical. Este momento o punto final ha sido descrito como colapso.
Varios autores han estudiado la idea de una modificación radical en las actuales formas de vida por un déficit de energía insuficiente para suplir la alta demanda del mundo contemporáneo. Este momento o punto de inflexión es denominado colapso. Pero el colapso, sostienen algunos autores, no debe ser entendido como un momento único sino como el resultado de un proceso, en este caso el uso y abuso de materias primas energéticas[1].
Para Yves Cochet, el colapso trata de un “proceso a la salida del cual las necesidades básicas (agua, alimentación, vestido, energía, etc.) no se satisfacen [a un costo razonable] para la mayoría de la población”[2]. Diamond[3] define este proceso como “un retroceso drástico del tamaño de la población humana y/o de la complejidad política/económica/social, en un área considerable y durante un tiempo prolongado”. Se entiende que una sociedad ha colapsado, argumenta Tainter, cuando “muestra una rápida y significativa pérdida de un nivel establecido de complejidad sociopolítica[4]” Se puede decir que una idea central en las definiciones relacionadas es el hundimiento de la civilización industrial.
Y esta caída del modo de vida occidental, donde se demuestra que un estadounidense promedio consume tres veces más que un europeo promedio, o treinta veces más que un haitiano promedio[5], se daría por dos razones fundamentales: el agotamiento de las materias primas energéticas (petróleo, gas y carbón) y el cambio climático[6]. Según cálculos científicos, el mundo ya ha alcanzado los picos de producción y consumo de las principales materias primas energéticas del modo de vida occidental actual, y ya habrá iniciado la etapa descendente de la curva de producción y consumo[7]. Estos mismos cálculos ajustan la fecha hacia 2060 o 2050, muy cerca.
La economía es un subsistema de la biósfera, no un sistema independiente[8]. El deterioro del ambiente producido para garantizar los niveles actuales de consumo ha alcanzado en pocos años niveles alarmantes. Las pandemias también se cuentan como causas de una gran crisis. El mundo vive actualmente una pandemia, como testigos directos imaginamos el momento de crisis energética. Se dice que el humano ha hallado solución a los retos de cada momento histórico. Y también que la tecnología es una aliada a la hora de encontrar respuestas, aún siendo clara la relación existente entre tecnología y energía. Si falta la última, la primera ve mermada sus posibilidades.
La literatura que trabaja sobre posibilidades alrededor de uno o varios colapsos, como se ha señalado[9], también imagina posibilidades poscolapsistas. La autogestión, la democracia directa y la ayuda mutua sobresalen por su gran importancia en escenarios de este tipo. Comunidades autónomas y no muy numerosas se conformarían para paliar los efectos de una crisis energética. Como estamos evidenciando día a día en el transcurrir de la emergencia económica, la solidaridad, la cooperación y la ayuda mutua protagonizarían las acciones para nuevas maneras de convivencia.
Son escenarios propuestos por la ciencia después de un análisis de datos, contextos y niveles de consumo, especialmente en la sociedad industrial. También es posible imaginar, planear y ejecutar posibilidades modificadas de la forma de interacción del humano con el ambiente, su entorno y los animales no humanos. Muchas y muchos trabajan de varias formas, conocerlas constituye un interesante tema en el que ahondar.
Referencias bibliográficas
[1] Fernández, R y González, L. (2014). En la espiral de la energía. Colapso del capitalismo global y civilizatorio. Volumen 2, Libros en acción, Madrid.
[2] Citado en Servigne, P y Stevens, R. (2015). Comment tout peut´s effonder, Seuil, Paris.
[3] Diamond, J. (2006). Collapse. How societies choose to Fail or Succeed, Penguin, Londres.
[4] Tainter, J. (2012). Drilling Down. The Gulf Oil Debacle and Our Energy Dilemma, Copernicus, Nueva York.
[5] Tainter, J. (2006). The Collapse of Complex Societies, Cambridge University, Cambridge.
[6] Homer, T y Blitt, J. (1998). Ecoviolence. Links Among Environment, Population, and Security, Rowman & Little-field, Lanham.
[7] Flannery, T. (2006). The weather makers, Grove, Nueva York.
[8] Orr, D (2009). Down to the Wire. Confronting Climate Collapse, Oxford University, Oxford.
[9] Schwartz, G; Nichols, J. (2010). After Collapse. The Regeneration of Complex Societies, The University of Arizona, Tucson.