Hace cuatro años, un grupo de trabajadores de una empresa italiana con sede en Cartagena que fabrica tubos para la industria petrolera, decidió conformar un sindicato pues a las precarias condiciones salariales y a la arbitrariedad de los turnos se le sumaba una legislación que vulneraba las horas extras y una campaña de despidos por parte de la transnacional.
Se reunieron cinco personas con mucha desconfianza pues si alguien los delataba al día siguiente estarían despedidos. Cada uno quedó con la tarea de buscar otros cinco y así lograr una asamblea con 25 trabajadores que la ley les exige para constituirse como sindicato.
A la asamblea acudieron más de 60 personas y al día siguiente el sindicato tenía 150 trabajadores. La empresa despidió 8 sindicalizados esa semana, pero la lucha de estos obreros logró el reintegro y hoy cuenta con más de 300 afiliados. Es un sindicato ejemplar, su dirigencia no se ha vendido a los patronos, se afiliaron a la Central Unitaria de los Trabajadores, CUT, ha ayudado a conformar otros sindicatos en la Zona de Mamonal y en Barranquilla, además ni el Gobierno ni la patronal han podido derrotarlos o corromperlos. Pero el Sindicato de Trabajadores de Tubos del Caribe, Sintratucar, no podrá participar del VI Congreso de la CUT que se realizará en el mes de septiembre en Santa Marta.
Sucede que los trabajadores en Colombia, además de tener que enfrentar a la patronal y algGobierno, deben enfrentar al Club de los 500, una burocracia sindical que ha cabalgado sobre las derrotas que sufrió la clase obrera a principios de los 90 y que se ha perpetuado en el poder.
La CUT surgió como una central clasista, distinta a la CGT y la CTC que son centrales orientadas por la patronal. Pero lo que surgió como una herramienta de lucha de la clase trabajadora se fue convirtiendo en una costra burocrática que ahora es dirigida por algunas fuerzas de izquierda y por la propia derecha, el presidente actual, Luis Alejandro Pedraza, es un célebre traidor expulsado de Sinaltrabavaria por aliarse con la gerencia contra los trabajadores.
Pero la izquierda también ha sido responsable de la situación actual de la CUT – el Partido Comunista, el MOIR, el Movimiento por la Constituyente Popular y Poder y Unidad Popular – han tenido presencia en esa dirección política que ante la crisis sindical ha optado por defender sus fueros y privilegios, para lo cual se han asegurado con la afiliación a la Central Sindical Internacional – CSI – que está bajo control del Partido Demócrata de Estados Unidos.
En los últimos 20 años, el coro de este Club de los 500 es el mismo: Concertar, concertar, concertar. Desde los tiempos en los que Luis Eduardo Garzón hacía de la CUT su plataforma electoral, la CUT era ya un nido de burócratas con pretensiones electorales.
Pero ¿cómo llega esta burocracia a apoderarse de la CUT? Pues gracias a la derrota sufrida por los trabajadores con la Ley 100 de 1990 que se dio en medio de la euforia por la paz y por la nueva constitución política.
Hoy sólo existen 810 mil trabajadores sindicalizados de los 20 millones que hay en Colombia y de ellos 520 mil en la CUT. Son 2.885 organizaciones sindicales de las cuales sólo 592 tienen más de 500 afiliados, no todos en la CUT.
Para agravar el asunto, la Federación Colombiana de Educadores, FECODE, es la agremiación más grande del país y por lo regular puede elegir más de la mitad de la dirección de la CUT, lo que ha generado un carrusel de burócratas que pasan de la CUT a FECODE haciendo lo mismo: concertar, desactivar conflictos, excluir a los pequeños y alimentarse de los viáticos de la CSI.
Y para que nada cambie, el VI Congreso de la CUT sólo dejará participar a los sindicatos de más de 500 afiliados, dejando a un lado a sindicatos como Sintratucar y a los trabajadores tercerizados, así como a la mayoría de los trabajadores que devengan el salario mínimo, la democracia que le exigen a la burguesía no la tienen al interior de la clase trabajadora. Se podría decir que el VI Congreso será el Club de los 500 y los asalariados seguirán luchando contra el Gobierno, la patronal y contra la burocracia, para poder defender sus derechos.