Fueron conocidas las denuncias por corrupción de los funcionarios de élite, de alta alcurnia de 4-72. El clientelismo perfumado en la empresa de correos y servicios postales 4-72 la está permeando. Se están robando, literalmente, esa empresa pública, como lo denunció el señor Germán Vargas Lleras en su columna del domingo. Así, se evidencia que se sigue repitiendo "lo mismo de ayer", parafraseando a Jaime Garzón.
A ese paso pronto se hablará de que mejor es liquidar esta compañía y dejarle el negocio a los privados, como ha venido ocurriendo con otras empresas públicas del país.
Pero lo curioso es que los dueños de estas empresas privadas son habilidosos políticos que pasan del sector privado al público en lo que se denomina la silla giratoria, sin ningún pudor ni impedimento por sus evidentes conflictos de intereses. Con sello o cara ganan de cualquier forma.
Ahora cabe preguntarse qué papel juegan los sindicatos constituidos en esta empresa.
Al parecer son varios. Pero ninguno va mas allá de las reivindicaciones económicas, laborales y de estabilidad, y han hecho pronunciamiento o denuncia alguna al respecto que se conozca.
Los sindicatos tienen una obligación con la sociedad mas allá de la búsqueda de sus intereses, y es ser veedores de la gerencia y control contractual de sus entidades.
A la postre, de nada sirve gozar de una serie de privilegios, a los que tienen todo el derecho, si la empresa se la están robando sus directivos a la vista de todos sus trabajadores y organizaciones sindicales si eventualmente desaparecerá.
Un buen sindicato defiende a sus trabajadores y también defiende el patrimonio y la ética pública.
