Este gobierno es un alcahuete de ese sindicalismo caduco, burocrátizado y clientelista. Unos pocos dirigentes de unas centrales obreras tradicionales, y unas alternativas atomizadas, deslegitimadas, y carentes de credibilidad, que operan como los partidos políticos, se sientan a negociar con el gobierno nacional en representación de más de un millón de servidores públicos, a los cuales nunca consultaron, sobre los pliegos de solicitudes que presentaron para negociar las condiciones laborales de estos. Y, lo peor es que la mayoría de funcionarios los legítima centrando su interés en el aumento salarial, que por cierto el de este año fue histórico pero porque no lleno las expectativas de un gobierno del cambio hacia la izquierda moderada.
Y, como si fuera poco, y en consonancia con sus dinamicas y prácticas políticas han hecho alianzas previas con la alcaldesa claudia Lopez y con el presidente petro a hurtadillas de las mayorías de trabajadores, concretadas en peticiones que serán la base de las futuras negociaciones sindicales , es decir las negociaciones son anteriores y por debajo de la mesa.
Con las reformas del actual gobierno estas nunca fueron socializadas a la mayoría de los trabajadores, tal vez solo a ese sanedrin minoritario de las centrales obreras pero nunca a las mayorías de trabajadores.
Esta seudosocializacion siempre se hace con el apoyo y financiación de ongs y gobiernos internacionales que nadie conoce como son sus dinámicas.
Así las cosas las reformas como la pensional va a sacrificar a la clase media trabajadora para hacer populismo con las clases bajas. La reforma laboral mantiene el status quo del sindicalismo, ellos mismos no se pondrían la guillotina sobre sus cabezas. La reforma a la salud en su transfondo busca crear una burocracia antimeritocratica y funcional a interés partidistas del gobierno, representada en nuevas instituciones, y en los hospitales públicos.
Y, la gran reforma a la función pública para su desprivatizacion de la clase política, y para democratizar el empleo público para toda la población colombiana, esa no tiene representación ni dolientes sindicales ni mucho menos propuestas del gobierno nacional. Se intento hacer unas propuestas al plan nacional de desarrollo pero nunca fueron atendidas ni por tutela del consejo de estado.
Es decir el clientelismo, cáncer del estado, continuará aunque haya cambio de gobierno a la izquierda.