Los doce años que estuvo Iván Duque trabajando en Washington le dejaron un círculo de amigos profesionales, contemporáneos en su mayoría, quienes lo acompañarán como gobernante. Dos de ellos, Alberto Carrasquilla y Luigi Echeverri, fueron sus jefes y claves en su campaña presidencial. La experiencia mayor del Presidente ha sido precisamente en la delegación de Colombia en el Banco Interamericano de Desarrollo en Washington, donde encontró además la oportunidad de especializarse académicamente. Fue el hoy expresidente Juan Manuel Santos quien, siendo asesor suyo en el Ministerio de hacienda en 2001, lo nombró como segundo abordo en la oficina, con la economista María Cecilia Otoya como Representante de Colombia. Concluido el gobierno Pastrana y con la elección del Presidente Álvaro Uribe nombró a Luis Guillermo Echeverri –Luigi- en la representación en Washington. Hijo de Fabio Echeverri, quien había sido determinante en el triunfo electoral de Uribe en su primera elección, Luigi aterrizó en Washington a comienzos del 2003 y con él también empezó la relación de Iván Duque con el Presidente Álvaro Uribe, con quien terminaría trabajando directamente al final de su periplo norteamericano, que lo llevaría a formar parte de la primera lista del Centro Democrático al senado que lanzó a Duque a la política.
Duque se convirtió en la mano derecha de Echeverri, quien no tenía mayor experiencia en el sector, y en los primeros seis meses fue clave para entender cómo funcionaba el banco que el joven Duque ya conocía como la palma de su mano. Le preparaba las presentaciones y los documentos que tenía que entregar en la junta directiva y se volvió un experto en los temas de Perú, Ecuador y Colombia. Su amistad le valió, 14 años después, ser el gerente de la campaña presidencial, y aunque hoy no tiene cargo oficial en la Casa de Nariño, Luigi Echeverri es el súper poder detrás del presidente.
En sus primeros años en el BID, Duque también conoció a Alberto Carrasquilla, quien en 2003 fue nombrado ministro de Hacienda de Álvaro Uribe, en reemplazo de Roberto Junguito. Carrasquilla estuvo al frente de la cartera hasta 2007 y durante esos años fue estrechando con Duque una relación que terminó premiada con el Ministerio de Hacienda, nuevamente, a pesar de que tuvo que convencerlo de salirse del sector privado. Pero Carrasquilla ya le hablaba al oído a Duque desde que era senador, y según el mismo presidente, lo consultaba cada vez que podía para tomar decisiones. Carrasquilla tenía experiencia en el BID, en donde estuvo dos años, cuando pasó a la dirección del Banco de La República, por lo que no dudó en nombrarlo director programático de su campaña y el hombre clave en la comisión de empalme, en donde todos los equipos tenían que consultarle e informarle a Carrasquilla lo que se encontraron del anterior gobierno.
La ministra de Minas María Fernanda Suárez encajó perfectamente en el perfil que estaba buscando Iván Duque para formar su gabinete. Jóvenes profesionales con experiencia en el sector privado y estudios en el exterior que respalden su conocimiento. Suárez tuvo la fortuna de volverse a encontrar a Duque en Washington cuando este estaba a punto de volver al país después de más de una década viviendo en el exterior. Aunque fueron compañeros en el colegio Rochester de Bogotá, no eran amigos, pero cuando Fernanda Suárez llegó a la Universidad de Georgetown para hacer una maestría en Gerencia de Políticas Públicas, la misma que el presidente cursó algunos años atrás. Suárez llegó a la Vicepresidencia Corporativa de Estrategia y Finanzas de Ecopetrol de la mano del exministro y expresidente de la empresa Juan Carlos Echeverry después de regresar de Washington, y le tocó afrontar una de las duras etapas de la petrolera por la caída del precio del barril. Sin embargo, se ganó la fama de ser la “mano dura” dentro de la empresa, y logró dar los resultados esperados: durante su gestión logró el ahorro de cerca de 7 billones de pesos en 3 años.
Aunque en principio la barranquillera Karen Abudinen se iba a separar por un tiempo del servicio público luego de su paso por la dirección del ICBF desde 2017 hasta el final del periodo Santos, el presidente Duque la invitó a asumiera como alta consejera para las regiones, un cargo clave en el nuevo gobierno que sería el eje de su relación con las regiones a través de los talleres Construyendo País. Duque conoció a Abudinen, abogada de la Universidad del Norte, cuando esta trabajó como consultora en la división de modernización del Estado del BID entre 2002 y 2008. Esos años fueron claves para crear puentes con la barranquillera, quien se quedó un año más en Washington cuando se convirtió en consultora del Banco Mundial.
Son muchas las regiones de Colombia en donde el Estado es el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. El presidente Duque decidió darle la batuta de la entidad a Juliana Pungiluppi, una politóloga de los Andes con dos maestrías en gestión y política en las universidades George Washington y Princeton y quince años de experiencia profesional. Lideró el equipo de empalme del sector social. También conoció a Duque en Washington, en el BID. La directora del ICBF, quien tendrá un presupuesto por encima de los 6 billones de pesos, fue consultora, asistente de investigación (RA) y Trust Fund Manager en el Banco, a donde llegó en el mismo año que Duque aterrizó a la capital norteamericana.
Uno de los buenos amigos que le dejó la experiencia en el BID a Iván Duque fue la amistad con Felipe Buitrago Restrepo, con quien escribió ‘La Economía Naranja: una oportunidad infinita’, publicado en 2013, un año antes de que Duque le aceptara a Uribe el séptimo renglón de la lista al senado del Centro Democrático. La Economía Naranja se convirtió en la bandera del presidente cuando estaba en campaña, y desarrolló la idea con Buitrago cuando este era consultor de la división de asuntos culturales del banco, que era manejada por Duque. Ya durante la carrera presidencial, Buitrago se convirtió en uno de sus consejeros de cabecera y fue uno de los coordinadores programáticos de la campaña. Duque en reconocimiento, y sabiendo de la experiencia de Buitrago para impulsar las industrias culturales, decidió volverlo director de Gobierno y Áreas Estratégicas, un cargo clave como asesor económico del presidente desde donde quiere reactivar el emprendimiento como uno de los motores de la economía colombiana.
El presidente Duque armó toda su hoja de vida en Washington, y siendo un gran admirador de la política norteamericana, decidió rodearse de aquellos que también la conocen y se cruzaron con él en más de una década de vida en el exterior.