En 2014 lo que comenzó como un proyecto de grado de tres estudiantes de la Fundación Universitaria de Popayán hoy es el Festival Itinerante Cine En Mi Barrio (FICMB). Henry Laserna, Ricardo Cardona y Sebastián Solis crearon este espacio sin más apoyo que sus propias ganas de llevar el cine nacional a todo lugar y con una misión común: sacudir la idea de que el cine colombiano no tenía nada por contar.
La idea se hizo realidad en el barrio El Mirador con un telón que Henry instalaba en las vigas de la cancha principal de fútbol, en una maroma arriesgada la tela quedaba colgada esperando que llegaran espectadores: “Venían dos o tres personas que salían era a mojarse porque escogíamos los peores días del invierno. Ricardo siempre nos decía “ánimo, ya va a haber gente que va a recibir esto bien”. Cuenta Sebastián Solis. Los niños eran los más interesados en asistir a las proyecciones en las canchas, y con ellos también llegaban adultos que con asombro, reconocían estar viendo “otro tipo cine”, uno que no solo contaba la historia de la Colombia desde el espectáculo del narcotráfico, sino un cine hecho desde los ojos de quienes viven las historias que cuentan.
Así han pasado siete años en los que el colectivo ha llevado la pantalla a lugares como Medellín, Salento, Ipiales o Cartagena; y codo a codo con los festivales regionales de trayectoria, se han hecho camino en medio de un largo proceso de muestra y exhibición. Para el 2018, gracias al apoyo del Ministerio de Cultura y la ANAFE, se logró constituir como Festival Itinerante Nacional de Cine Independiente. A la fecha han proyectado ya más de 200 cortos y largos junto con exposiciones fotográficas y foros con productores, realizadores y guionistas de la industria audiovisual nacional.
Foto del equipo del Festival.
Este año las cosas han dado la vuelta y el Festival de cine mi barrio no ve en este momento mas que oportunidades para crecer: “Nos ha servido para salir de zona de confort, uno se da cuenta que no siempre va a tener las mismas oportunidades, por lo menos a mí la pandemia me encerró, pero me encerró a escribir, tenemos muchas ideas porque queremos hacer películas también, hay que dar un pasito más allá.” Comenta Sebastián Solis, escritor y productor del Festival.
La muestra de los años anteriores recorría varias ciudades de Popayán y Cauca en la Carpa Cinema, una sala móvil con pantallas inflables y sonido de alta calidad. Este año el festival no para y las ganas de llevar el cine a todos lados sacará la pantalla de la Carpa para ponerla a recorrer los barrios de la ciudad con “Cine a la ventana”. En esta versión se multiplicarán esfuerzos para proyectar en distintas cuadras de manera simultánea, aprovechando la distribución rectangular de las cuadras de la ciudad, instalando pantallas de modo que todos puedan disfrutar de la proyección desde sus ventanas.
Durante cuatro dias habrá programacion mañana, tarde y noche a través de facebook live. Las mañanas de la programación arrancan con un conversatorio sobre la evolución del cine regional; seguido de charlas sobre la ciudad, la fotografía y la mujer en el cine. La tarde del 29 de agosto estará Carlos Mauricio Muñoz comunicador de la Universidad del Cauca hablando sobre su taller abierto de guión y en la noche se cierra esta primera semana de festival con la exhibición de Cine a la Ventana en el barrio Las Palmas Dos, comuna 7, ubicado al suroccidente de Popayán. Los barrios pueden inscribirse para que el festival pueda llevar sus pantallas hasta donde estén.
Desde el 28 de septiembre inicia la Semana Central con un ciclo de proyecciones nacionales y latinoamericanas, les adelantamos la programacion con las tres producciones más esperadas de la semana: Vía crucis (2018) opera prima de Harold De Vasten en colaboración con Ariel Martínez de Timbío, Cauca, la cual fue realizada a través de una minga donde cada habitante del cauca trabajó para darle vida la película; El Amparo (2017) del venezolano Rober Calzadilla quien impactado por la historia de dos pescadores sobrevivientes del río Arauca revive la masacre del Amparo en el estado de Apure, donde el ejército venezolano señalaba a pescadores de guerrilleros colombianos; finalmente La Sinfónica de los Andes (2020) un documental de Marta Rodríguez y Lucas Silva donde los niños indígenas que perdieron la vida en el conflicto armado son rememorados por una orquesta de músicos y poetas del Cauca.
Desde el principio el colectivo le ha apostado a la formación de públicos jóvenes buscando no solo que cada uno construya un criterio frente al cine que ven, sino que además lo reconozcan como una forma de trabajo, como un oficio. Es así como han abierto un espacio para que muchos jóvenes payaneses pongan a rodar sus ideas a través de la imagen en movimiento. Una muestra de ello es el programa Cine School Lab, creado y dirigido por Andrés Cruz y Alejandra Popayán quienes hace cinco años vinculados al colectivo se han abierto paso dentro de este mundo incentivando la producción audiovisual en los colegios.
Este enfoque mantiene vivo al festival estimulando la curiosidad por las artes audiovisuales, pero sobre todo haciendo que muchos jóvenes empiecen a creer que “hacer cine es posible”. De ahí la insistencia de Henry Laserna, el director del festival, en llevar el cine nacional y latinoamericano hasta donde sea necesario.
