Paraíso, ese es el nombre de uno de los muchos barrios que se han formado en el suroccidente de Bogotá de manera desordenada, bajo ninguna autoridad y siguiendo solo sus propias reglas. Su reputación lo precede: es un barrio de invasión en Ciudad Bolívar, habitado en su mayoría por personas desplazadas y sin muchos recursos.
No obstante, esa realidad fue reemplazada ayer por la alegría de la música mexicana, llamativas imágenes animadas y una conmovedora historia que emocionó a grandes y pequeños. En otras palabras, todo desapareció por unos momentos gracias a la magia del cine.
Madres, padres, primos, tíos, niños y abuelos, ataviados con ruanas, cobijas, gorros, chaquetas o, incluso, en pijama se reunieron en las canchas de microfútbol aledañas al Instituto Educativo Distrital Paraíso Mirador para disfrutar de un momento único y vivir una experiencia que no habían presenciado antes.
“Es muy chévere porque es la primera vez que nos invitan a cine”, señaló Guillermo Bernal, uno de los muchos niños que estuvo al pendiente de cómo por unas horas la cancha donde a diario juega a la pelota con sus amigos se transformó en una sala de cine para todo el barrio.
Desde las sillas dispuestas por la empresa, las gradas de la cancha de fútbol, el parque de los niños y la acera ubicada al lado lateral del espacio deportivo, cientos de personas se reunieron para observar con atención, a pesar del frío inclemente y el poco espacio, la pantalla gigante de 7 metros de alto por 9 de ancho en la que transmitieron la película ganadora del Oscar, Coco.
“Es muy bonito, muy chévere, porque muchas veces no tenemos lo económico para llevar a nuestros hijos. Por eso me parece una actividad muy hermosa, les agradecemos ese detalle tan bonito. Aquí es la primera vez para nosotros. Y los niños están felices, contentos”, manifestó Nini Johana Cárdenas.
Esta oportunidad de disfrutar del séptimo arte se dio gracias a la Ruta 90 de Cine Colombia, un proyecto con el que la empresa espera llegar a los rincones más apartados del país. Ya se han beneficiado 200 poblaciones en 150 municipios, permitiendo que más de 250 mil colombianos conocieran de primera mano la magia del cine.
Por esa razón, el teatro itinerante llegó hasta Ciudad Bolívar, pues a pesar de pertenecer a la capital del país sus condiciones sociales y económicas hacen que la mayoría de su población no pueda acceder a espacios de recreación como los que ofrecen las salas de cine.
“Nosotros empezamos a estructurar todos los municipios y aquellos que tuvieran índices de necesidades básicas altas. Fuimos por algunos municipios y resulta que llegamos a 200 y no habíamos hecho Bogotá, que es nuestra sede y hay localidades con índices de necesidades básicas importantes. Entonces nos vinimos para Bogotá, en esta localidad hay un millón de habitantes”, relató el Gerente de Exhibición y logística de Ruta 90, William Torres.
Gracias a esto, muchos pudieron compartir la emoción, intriga y alegrías, que les generó ver una película en pantalla gigante. Aunque en el fondo lo que más agradecían estos colombianos es que se les haya tenido en cuenta y se hayan acordado de ellos.
“En nombre de la Junta de Acción Comunal, mis más sinceros agradecimientos a Cine Colombia, a la Fundación Ojo Al Sancocho y a todos los que hicieron posible este evento, porque de verdad, aquí en nuestro barrio, no habíamos tenido la oportunidad de disfrutar de una maravillosa noche como esta. Estamos de verdad maravillados, es un placer”, manifestó la presidente de la junta de acción comunal del barrio Paraíso, Ana Mercedes Mora.
Más allá de las palabras, las imágenes lo dicen todo. Niños riendo, gritando, jugando y cantando; adultos sonrientes y conmovidos, rostros concentrados en un mismo punto desde todas las esquinas del parque, olvidando gracias a la ficción las desdichas que la realidad les muestra en su diario vivir.