La política en términos coloquiales se podría describir a la relación que experimenta una pareja donde el hombre a medida que pasa el tiempo es incapaz de cumplir las promesas realizadas, pero cada cierto tiempo para tratar de rescatar el amor, apela a la creatividad y a la emoción para comprometerse a hacer mayores cosas para luego incumplirlas de nuevo.
Esa es la foto real de lo que estamos acostumbrados a vivir como ciudadanos, por eso, el tiempo de las elecciones que experimentamos cada cuatro años es la ocasión perfecta para que los políticos aparezcan, con el juramento que esta vez si van a arreglar todo, sin embargo, siguen y seguirán decepcionando.
¿Por qué pasa esto?, ¿es culpa de la clase política?, o puede ser que, como sociedad, ¿tengamos algo de culpa?, analicemos un poco mejor esta situación. Sin duda a medida que ha transcurrido el tiempo, aparecen mayores retos, problemas más complejos y aumentan las necesidades de la población, y es lógico que nuestro sentido de esperanza nos permita soñar que las cosas puedan mejorar, y dada la forma en que funciona la democracia y el Estado, ponemos esa esperanza en los hombres (candidatos).
Estos a su vez, creyendo que tienen las soluciones, proponen y hacen toda clase de ofertas bien intencionadas, usando sofisticadas técnicas de marketing, vendiendo más que todo una emoción, que el electorado compra y premia el día de las elecciones, convencen a muchos que les darán educación, vivienda, cultura, recreación, infraestructura, comida, entre muchas otras cosas, sin embargo, al cabo de un tiempo, vuelve la desilusión y se repite el ciclo de nuevo.
Y entonces ¿qué debemos hacer?, ¿acabar con los políticos y las elecciones?, ¿abandonar la democracia?, ese no creo que sea el camino, la solución pasa por la sinceridad, es necesario que se le manifieste y se le enseñe a la gente que por más que se quiera el Estado tiene toda suerte de limitaciones, y que le resulta imposible arreglarles la vida a todos en todas las áreas de la vida, lamentablemente ese tipo de políticos escasean por no decir que no existen.
Tal vez porque tanto ellos como nosotros, somos presos de esa creencia que los hombres a través del Estado serán capaces de suplir todas las necesidades, pero debemos abrir los ojos, eso jamás pasará, el Estado no puede, tiene recursos limitados, por lo que se debería enfocar en unas muy pocas cosas, entre ellas: garantizar la seguridad y la justicia, que para el caso de nuestro país la adolecemos a diario.
Ojalá en estas elecciones, se levanten esa clase de líderes que rompan ese círculo vicioso de la prometedera sin fin, ese si sería el verdadero cambio.