Rio con su sambódromo. Cali con su salsódromo. Villavo con su joropódromo y Bogotá, por fin Bogotá, con su “chuzódromo”.
Que falta le hacia a Bogotá un buen regalo de parte del presidente Santos. No importa que haya sido al final de su período, de cualquier forma es una buena manera de reconocer los votos que se le colocaron para su elección.
Es un gesto un poco tardío de agradecimiento con esta ciudad que, entiendo, lo vio nacer, y después lo premio con una votación, ajena, pero que finalmente le sirvió, y de que manera, para llegar a la presidencia.
Es el regalo que necesita Bogotá, que la haga sentir orgullosa y que le permita contrarrestar las demás plagas que tiene y que todos los días la avergüenza, frente a las otras ciudades colombianas y del continente
Un “chuzódromo ”y dentro de la legalidad, esa si es la gracia. Que machera como diríamos en buen rolo. Se lució el presidente Santos con tamaño regalo. No sé por qué me recuerda que él mismo y seguramente alguno de sus ministros, quizás el primero del interior? O fue el segundo?, o fue el actual ministro de la defensa? o de pronto su asesor Silva? O de pronto fueron todo los que han pasado por el gabinete que le pusieron la marca de Uribe a cualquier tema relacionado con chuzadas y que ahora llaman -espionaje legal y necesario-, como lo tituló el mismo presidente.
Cómo cambian las cosas de nombre y cómo se silencian de rápido los Catones de oficio. Ni una declaración, así sea piadosa o tímida, pero que le saque las castañas del fuego al jefe.
Estamos de plácemes, pues, los bogotanos con nuestro regalito, cuando llega el director del partido liberal a aguarnos la fiesta. Afirma el Dr Gaviria que el “chuzódromo” se colocó fue para espiar a su partido. Maledicente el Dr Simón y oportunista, tratando de ver como saca de la sepultura al liberalismo, haciendo remembranzas del Watergate gringo.
Los bogotanos estamos seguros que nuestro “chuzódromo” no tiene esas malas intensiones. Lo nuestro es una guacherna parecida a la del carnaval de Barranquilla. Unos muchachos que al son de unos corrientazos quisieron colocar una –fachada-, como ahora la llaman también los generales, para que Bogotá, pudiera pasar la página del drama Petro. Gracias presidente
