Hace seis días se conmemoraron los 206 años de aquel 20 julio de 1810, cuando se dio el grito de independencia de Colombia con el ya conocido incidente del florero. Un grupo de dirigentes llamados criollos, hijos de españoles nacidos en América, inician el proceso de separación de la Corona Española que finalizaría en 1819 con la creación de la Gran Colombia. Se contó con Simón Bolívar a la cabeza y la participación de destacados militares negros como José Prudencia Padilla y Juan José Rondón. Junto a ellos un buen número de esclavizados. Fue determinante la solidaridad de Haití, la primer República Independiente de América para poner fin al yugo español.
En el momento que todo el país celebró la gesta independentista, una de sus regiones alzó su voz diciendo "Chocó grita: no más". Con esa frase los chocoanos dijeron que no había nada que celebrar. Y no es para menos, que una región que tanto le ha aportado a Colombia, pero que tiene que reclamar derechos tan elementales. Así me lo decía un líder afro en la protesta de Bogotá: "los chocoanos hoy peleamos y exigimos derechos que en el resto del país fueron conquistados hacia mediados del siglo pasado". Es verdad, hoy esa es la realidad social del Chocó.
Según el Informe de los Objetivos de Desarrollo del Milenio-ODM, el 78,5 % de la población del Chocó está bajo la línea de pobreza y casi la mitad vive en condiciones de indigencia. El departamento tiene el mayor índice de analfabetismo en el país con un 8,1%, cuando la meta es de 1%. Ha mejorado la cobertura en salud, aunque los altos índices de malaria y dengue siguen siendo preocupantes, situación que se agrava por la falta de acueducto, que solo llega al 25% de la población, y de alcantarillado, con el que sólo cuenta el 12% de las familias. La salud sexual y reproductiva tampoco presenta una buena situación: 3 de cada 10 adolescentes están en embarazo y, según un reporte del DANE, se llegan a presentar 250 muertes maternas por 100 mil bebés nacidos vivos, mientras la meta de los Objetivos del Milenio es de 45.
Estas cifras son las de un país que según la dirigencia y con la venia de los medios masivos de comunicación, está en vía del desarrollo. De hecho buscan incluir a Colombia en el club de los países más ricos (OCDE). Lo anterior desconociendo la realidad y desigualdad de su geografía, en la cual y no por casualidad, se mantiene la pobreza absoluta en las regiones donde se encuentran ubicados mayoritariamente los grupos étnicos indígena y afro. Tampoco es casualidad que estas mismas -- la Guajira y Chocó-- sean habitadas en su mayoría por afros e indígenas, en regiones donde los niños mueren de física hambre. En ello se refleja el racismo estructural del estado andino-céntrico colombiano.
Con toda razón las comunidades chocoanas tienen el pleno derecho de salir a las calles a protestar, principalmente el 20 de julio por ser un día significativo para la élite colombiana. Así lo hizo el movimiento estudiantil en 2010. En ese momento el grupo estudiantil Palenque de la Universidad del Cauca propuso al Encuentro de Estudiantes Universitarios Afrocolombianos-ENEUA, la famosa URAMBA, que fue una forma de protesta en la cual se le puso a pensar a los afros qué le dirían al Estado colombiano si lo tuvieran en frente con respecto a la situación social y económica del pueblo afrocolombiano, negro palenquero y raizal. De allí se escogieron las 159 preguntas más importantes en honor a los 159 años de abolición legal de la esclavitud y conéstas se realizaron carteleras que se llevaron en las marchas organizadas en Bogotá y otras ciudades.
Las realidades del país hoy han cambiado; en aquel momento (2010) también estaba naciendo la marcha patriótica con la bandera de la paz. Como militantes de ese proceso nos sentimos orgullosos de levantar la bandera para exigir un proceso de paz con la guerrilla de la FARC. Hoy 6 años después, la realidad sociopolítica del país es otra; más la situación del pueblo afrocolombiano no ha Cambiado. Estamos a portas de cerrar un acuerdo de paz con la principal guerrilla de Colombia la FARC-EP, y con la necesidad de iniciarlo con las otras insurgencias, se espera que todo esto sea una puerta abierta para que las condiciones del pueblo afrocolombiano negro raizal y palenquero cambien y con ello la suerte de la gente del Pacífico colombiano incluyendo al Choco.
Sería una gran alegría que la implementación de los acuerdos lleve un cambio significativo para los habitantes chocoanos. Así como la guerra impactó tan negativamente a esas comunidades, la paz debe impactarlas positivamente. Creo que la primera reivindicación por parte de los actores en la mesa de La Habana: gobierno y guerrilla, seria iniciar con finalizar las dos principales carreteras hacia el Chocó que tantos muertos ha dejado por su mal estado. Las vías Medellín-Chocó y Pereira-Chocó no aguantan más muertos. La mesa de La Habana haría un gran gesto si su primera piedra en el camino de edificar una paz estable y duradera fuera en esa vía. Los acuerdos de paz de La Habana son una posibilidad para que los próximos 20 de julio, la celebración de la independencia no sea por partes sino que también pueda celebrarla el Chocó.
Desde el palenque un cimarrón todavía.
@aidensalgado