El Che no era un guerrillero heroico: hay que acabar con ese mito

El Che no era un guerrillero heroico: hay que acabar con ese mito

"¿Acaso olvidan la tragedia que representó el revolucionario argentino para los pueblos de América Latina y África?". Escribe Ariel Peña

Por: Ariel Peña González
octubre 09, 2020
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El Che no era un guerrillero heroico: hay que acabar con ese mito
Foto: Chilangoco - CC BY-SA 3.0

Sin ninguna empacho seguidores de la secta marxista siguen considerando al Che Guevara como un “guerrillero heroico”, aún después de 53 años de su muerte en Bolivia a manos del ejército de ese país, en un hecho sucedido el 8 de octubre de 1967. Ellos desconocen lo que significó ese personaje en los sufrimientos que el comunismo le ha propinado al pueblo cubano; pero con el aparato propagandístico que manejan los comunista se ha logrado que gentes —en su mayoría incautas— usen gorras y camisetas en su “honor”, lo que ofende a sus víctimas.

Es una vergüenza homenajear a ese individuo, en vista a que ello es similar a venerar a Hitler, Mussolini, Pol Pot, Stalin y otros grandes criminales. Sin embargo, como uno de los fundamentos del comunismo es la mentira, puesto que la verdad según el leninismo es un prejuicio burgués, entonces lo han promocionado para embaucar a gentes que desconocen la historia de un malhechor, como lo fue el Che Guevara.

Hay que preguntar: ¿qué pasaría si algunas personas se pasearan por una avenida principal de Bogotá llevando la esvástica nazi en sus camisetas? Claro que habría repudio por parte de muchos transeúntes, lo mismo ocurriría en la mayoría de las ciudades del mundo; sin embargo, con un tipo de la talla del Che Guevara se admite que personas porten en sus camisetas dibujos con su retrato o se comercialicen afiches. Vale recordar que el marxismo del cual se ufanaba el Che es la doctrina que con sus diferentes motes ha cometido más crímenes en la historia de la humanidad.

Por otro lado, no se entiende que en un establecimiento de la ciencia y el conocimiento, como la Universidad Nacional de Colombia, todavía exista una pintura con la imagen del Che Guevara en la plaza principal, sabiendo la tragedia que representó este sujeto para pueblos de América Latina y África; ello solo es posible porque el marxismo en su mitología fabrica sus ídolos valiéndose de la superstición, creándoles alucinaciones a algunos individuos y así adocenarlos, utilizándolos para objetivos burocráticos con la fuerza bruta. Esto sin olvidar que el comunismo totalitario alucina a desorientados con sus fetiches del materialismo histórico y la inevitabilidad, lo que por analogía es como un encantamiento o maleficio.

Es indiscutible que Fidel Castro, siendo un fiel lacayo de la URSS, traicionó y abandonó a su suerte al Che Guevara, porque —según algunos dirigentes de los gobiernos satélites de Moscú en la Cortina de Hierro— estaba haciendo quedar mal a los partidos comunistas prosoviéticos y además se acercó al maoísmo chino, que en ese momento mostraba su odio radical hacia occidente y había roto relaciones políticas con Moscú.

Guevara fue un desalmado, que se jactaba de asesinar a sus víctimas, como cuando le escribió una carta a su padre en donde le decía: “Tengo que confesarte, papá, que en ese momento descubrí que realmente me gusta matar”. Esa afirmación es propia de un amante de los genocidios, cosa que solo es producida por el odio que enseña el marxismo, cuyos principios medulares son la violencia y la lucha de clases. Y no es que el marxismo sea solamente un guía para la acción como dicen sus militantes, sino que sus dogmas conducen a que muchos de sus miembros se crean iluminados por esa doctrina para avasallar y matar a los demás, teniendo como ejemplo al Che Guevara.

Ahora que en varios países hay una campaña antirracistas, tumbando monumentos de quienes se consideraban en el pasado como racistas, se debería empezar por acabar con todo lo que simboliza el Che Guevara, ya que en varias oportunidades no solo se pronunciaba en contra de los negros y los homosexuales, sino que también los perseguía, denotándose que el “guerrillero heroico” en su vida fue una persona inhumana y cruel en contra de los semejantes que no fueran de su agrado, lo cual es muestra de la catadura moral de ese personaje, que además le hacía exaltación al terrorismo.

Además, el Che Guevara, con su patología marxista, demostraba el repudio que le tenía a la libertad de prensa, cuando proclamaba la siguiente frase: “Hay que acabar con todos los periódicos. Una revolución no se puede lograr con la libertad de prensa”. Así que tener de icono a un sujeto tan siniestro, a quien algunas personas lo portan en su vestuario (desconociendo la historia de ese lastre de la libertad), es un ultraje a los avances humanistas de la civilización, por ello, reitero, no se entiende que en la plaza principal de la Universidad Nacional de Colombia todavía la llamen Che Guevara.

Para cerrar, con el Che el mito del “guerrillero heroico” hay que mandarlo a la cloaca de la historia, enseñándole a los jóvenes la traza criminal de semejante sabandija, rechazando la manipulación de la fauna marxista-leninista, que con el socialismo del siglo XXI y el Foro de Sao Paulo pretenden engañar sobre la figura de Ernesto Guevara; subrayando que las burocracias comunistas en Latinoamérica (con Hugo Chávez en su momento, Nicolás Maduro, Daniel Ortega y desde luego los Castro en Cuba) han buscado vender como referente de las luchas sociales a ese señor, por ello en la lucha ideológica en contra del totalitarismo comunista lo primero que se debe hacer es bajarles del pedestal a sus “ídolos”, porque con el debate fecundo de las ideas se pone a trepidar al marxismo-leninismo, ya que es irracional.

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