“Lo imposible ha ocurrido”, dice el diario El País de España. Con razón. Todas las autoridades del mundo estaban convencidas que Joaquín Guzmán Loera había llegado a su final delincuencial con su espectacular captura el año pasado. Pero no. El rey del Cartel de Sinaloa, se fugó a las nueve de la noche de este sábado 11 de julio de la imponente cárcel de federal del Altiplano. La guardia descubrió que no había movimiento en su celda y al verificar encontraron el hueco de un túnel de casi dos kilómetros que conducía a una casa cercana al lugar. Todos las salidas, hasta la del aeropuerto de Toluca fueron cerradas, pero aún no han podido dar con un hombre que según la Revista Forbes, está entre los 100 más ricos del mundo. Es la segunda vez que El Chapo escapa de una cárcel, ya lo había hecho hace 14 años. Pero el gobierno de Estados Unidos quien ya había solicitado su extradición estaba tranquilo, teniendo en cuenta que este sitio de reclusión se promulgaba como uno de los más seguros del mundo, incluso, allí están presos los criminales más temidos del hampa mexicana. El gobierno de Peña Nieto, que colaboró hasta con un documental donde sacaba pecho por la captura del narco más temido del planeta, está ahora entre las cuerdas, si Guzmán logra regresar al corazón de Sinaloa, donde su hijo tuitea fotos de sus Ferraris y sus mujeres. Un lugar donde no entra ni los marines gringos.
