Hace año y medio se comenzaba a perpetrar el chantaje planeado por los empresarios del fútbol por televisión en Colombia, cuando los ingenuos directivos del fútbol cafetero votaban a favor de la creación de un canal Premium para la transmisión del fútbol en ese país.
Y es que es un chantaje pretender que el colombiano de a pie pague más del 3% de un salario mínimo para poder ver los partidos de su equipo favorito, teniendo en cuenta que la calidad de vida en el país del Sagrado Corazón es cada día más cara y ni siquiera la mitad de los trabajadores logran llevar ese "mínimo" a sus hogares.
Es un chantaje porque ni a la tienda de la esquina se podría ir a ver el partido, pues para los establecimientos públicos el pago por este servicio se triplica; súmele 100.000 pesos al costo de los servicios públicos, arriendo, pago de empleados y mantenimiento del local. Es una locura.
Ahora bien, quitarle el fútbol por televisión abierta a un país acostumbrado a llorar con las noticias y que cada día está más ahogado en la miseria que causa la corrupción de sus dirigentes, debería ser considerado un crimen contra la salud mental de cada colombiano amante a la Pelota.
Llevaba 3 meses operando el nuevo canal cuando una gripa china arrivó por el aeropuerto que el presidente no quiso cerrar a tiempo y los partidos del fútbol en Colombia se tuvieron que suspender, mandaron los futbolistas a sus casas y el invento de la Dimayor no tuvo más partidos para transmitir ¿Y ahora qué?
Ahora la cosa está así: Jaime Parada, presidente del canal, está desesperado comprando partidos viejos del fútbol argentino, retransmitiendo partidos del fútbol cafetero sin relevancia alguna y si sus presentadores antes hacían payasadas diarias, pueden imaginarlos ahora. Un canal sin contenido, presentadores parlanchines y producciones originales de bajísima calidad, así está "El canal que todos queremos".
En medio de la pandemia que el mundo entero está sufriendo, la Tierra está tomando un aire y los animales pueden pasear impunemente por el suelo que les pertenece; para Win y la Dimayor ha llegado el momento de pagar su deuda con la sociedad colombiana, resquebrajándose bajo la posibilidad del no regreso del fútbol a Colombia este año, la cancelaciones a su Premium van en aumento, los despidos son inminentes, las voces cada vez más fuertes de los dirigentes que arrepentidos critican los manejos y falta de cumplimiento con dineros por parte de la Dimayor, hacen que cada día se acerque más la posibilidad de escuchar un estruendo monumental cuando las puertas del nuevo canal deban cerrar.
Si bien es cierto que los equipos necesitan nuevas fuentes de financiamiento, también deberían considerar dejar de regalar los buenos jugadores que producen a los mismos dos empresarios que los entregan al fútbol argentino o mexicano por dos pesos y sacar de su cabeza querer lucrarse aún más con el amor por los colores que tanto hincha colombiano predica.
Qué viva el fútbol, el fútbol para quien lo hace, el fútbol para quien lo apoya, el fútbol para la gente.