El mapa de posibles vencedores es dispar. Ganan, de manera holgada, Federico Gutiérrez en Medellín, Roberto Ortiz en Cali, Alejandro Char en Barranquilla y Carlos Fernando Galán en Bogotá.
No parece que pudiera presentarse algún exabrupto que pudiera frenar a quienes puntean. Con hermano ex-senador preso, se podría pensar que, en el caso del clan Char, pudiera irrumpir algún cambio. No será así.
Con toda la cultura política y electoral que el caso de Aída Merlano ilustra de maravilla, los Char han conseguido una mezcla extraña de prácticas clientelistas, financiamiento ilícito de campañas y, a la vez, de eficiencia en la gestión.
A juzgar por las encuestas (la última, la de RCN), entre las cuatro ciudades más grandes de Colombia, Barranquilla se destaca por los relativamente bajos índices de desaprobación a la gestión del actual alcalde, Pumarejo, del clan. Mezcla de tecnocracia con clientelismo y algo de corrupción que parece ser fórmula imbatible… Barranquilla, sin duda, tiene qué mostrar….
De resto, Bogotá, Cali, Medellín, la rajazón es inmarcesible, aunque dictaminar por qué es otra discusión. En el caso de Bogotá, opino que la preferencia electoral actual no va en contra la alcaldesa. En algún tiempo se verán las obras y las agradeceremos.
Regresando a los comicios de octubre, el rasgo común en las cuatro ciudades principales es la probable derrota del Pacto Histórico en todas, de consecuencias impredecibles para el despliegue y ejecución de las propuestas de cambio del gobierno, ya suficientemente atorado por el fuego amigo y los líos de gestión. El escenario parece ser el del empantamiento en los años que restan.
Si lo de Bogotá permite vislumbrar los deseos de un país, el centro parece asomarse de nuevo a la escena política después del desastre en el proceso electoral presidencial.
Bogotá es, definitivamente, como lo proclamaba su antigua categoría territorial hasta el 91, distrito especial. Bogotá es la tierra de la independencia, de la opinión. La que en el 2022 le dio el 59% de los votos al actual presidente y se los quita al actual candidato del PH, la que ha votado por Peñalosa, la que eligió a Petro de alcalde, la que subió a Moreno Rojas, la que respaldó a Lucho Garzón, el último de la serie de “construir sobre los construido” (de ahí en adelante, la consigna parecía ser la de destruir lo que el antecesor realizó…)
Si lo de Bogotá permite vislumbrar los deseos de un país, el centro parece asomarse de nuevo a la escena política después del desastre en el proceso electoral presidencial. Galán es del centro político, como Oviedo también lo es. La suma de los dos, más del 50%, abre de nuevo la expectativa del centro, tan vilipendiado y ridiculizado por las bodegas de uno y otro lado.
El país es más complejo de lo que se nos quiere hacer creer. O estás conmigo o en contra mía. Por un lado, quienes votaron por el ingeniero en segunda vuelta no son clasificables, por usar un rótulo preferido en las bodegas, como amigos del paramilitarismo, de la extrema derecha. Y, por otro, quienes votaron por Petro no son ni la mayoría del pueblo, como proclama el gobierno, ni tampoco los comunistas chavistas como lo gritan del otro extremo. Buen número votó por el ingeniero por temor a Petro. Muchos se negaron a votar por Hernández por su abierta incapacidad…
Hay sectores de centro que quieren derrotar los clichés. Se puede ser pro-empresario, demócrata, respetar los derechos humanos, cumplir los mandatos de las Naciones Unidas (objetivos de desarrollo sostenible), respetar el estado de derecho.
Opino que un tiro en el propio pie de parte de algunos líderes del PH ha sido el de estigmatizar y señalar a quienes, en algún aspecto, opinan diferente, incluidos aliados. Mala estrategia que pasará cuenta de cobro, al menos en Bogotá.