Lo que parecía un nombramiento más del gobierno Duque, terminó por convertírsele en un chicharrón al presidente. Cuando se supo que Javier Pacheco iba a ser el nuevo director del Centro Nacional de Memoria Histórica las alarmas se prendieron por su radical posición frente a la labor de la entidad, que nació con la Ley de Víctimas. La presión obligó al presidente a descabezar a Pacheco, pero apareció el nombre de Fernando Vargas Quemba, defensor de las víctimas de la guerrilla. Sin embargo, tampoco gustó la postulación y con esta carta más de 100 0rganizaciones vinculadas con los procesos de construcción de memoria, le pidieron al presidente Duque que nombre a una persona que no se parezca a los anteriores candidatos, más bien el centro necesita una persona de corte académico que apoye a la Comisión de la Verdad y no se dedique a revisar el trabajo ya hecho por la prestigiosa entidad. Además, le recuerdan al presidente que el ejercicio de memoria en el país no puede estar monopolizado por el Estado, lo que violaría la ley.