No hay una nación que se beneficie de la guerra prolongada lo dijo Sun Tzu, general chino, estratega militar y filósofo que vivió en la antigua China. Su obra, El arte de la guerra, sigue siendo obligada para el estudio de la estrategia militar y es vigente fuera de los cuarteles.
Ahora que en Colombia la naturaleza del conflicto se ha transformado, sin guerrillas armadas recobra validez la revisión del Centro de Gravedad (CDG) de la nación, que generalmente como lo enseña la historia de los conflictos y las guerras, éste se va transformado conforme al liderazgo predominante de los políticos, a los factores objetivos y subjetivos de la confrontación de dos o más adversarios, al pensamiento de los generales de los ejércitos de tierra, mar, aire, y a los intereses nacionales del país.
Desde las nuevas dinámicas que presenta Colombia, ahora que se entrelazan las fuerzas políticas en la pugna por el poder, ahora que se ponen en marcha los acuerdos con las Farc, que se han oxigenado las conversaciones con el ELN, desde la perspectiva de la preservación de la democracia, es preciso definir y volcar todos los esfuerzos hacia el CDG, que permitirá acelerar el desarrollo integral del país.
Carl Von Clausewitz quien fuera militar prusiano, uno de los más influyentes historiadores y teóricos de la ciencia militar moderna, es reconocido principalmente por su tratado De la guerra, y desde su concepción teórica, podríamos establecer que el Centro de Gravedad (CDG) de la nación es el punto a partir del cual se genera la legitimidad del Estado y sobre el cual confluyen fuerzas gravitacionales de todo orden, porque desde allí, emerge un centro de poder y movimiento, del cual dependerá todo; un golpe concentrado de todas las fuerzas antisistémicas, puede hacerle perder el equilibrio al CDG y no dársele tiempo al gobierno, para que lo restablezca.
En términos pragmáticos y con ocasión de la coyuntura del país, me atrevo a definir el CDG, como la principal fuente de poder moral, ético y físico de la nación, cuyo debilitamiento, produce flaqueza estratégica al interior de las instituciones del Estado.
Ambos genios teóricos en las lides de la guerra, tanto Sun Tzu como Clausewitz, nos ponen a pensar sobre el cómo fortalecer y proteger los Centros de Gravedad, sobre los cuales orbitan los intereses de los colombianos, cuando los conflictos armados están terminando, dando paso a fuerzas antisistémicas en la periferia, a una trama de conflictos políticos y sociales en las capitales, que pueden amenazar el CDG de la nación, poner en jaque a cualquier gobierno y echar al traste el sueño de construir paz, si no nos ponemos de acuerdo.
Comprender el concepto de CDG, facilita definir los objetivos estratégicos, economizar los esfuerzos principales del Estado, la planificación estratégica de la institucionalidad, la comprensión de las nuevas dinámicas territoriales y la acción conjunta de los poderes públicos, para fortalecer la cobertura y eficiencia del Estado Social de Derecho, ese marco jurídico político propuesto en la Constitución de 1991, dentro del cual los colombianos nos comprometemos a construir unas nuevas relaciones, basadas en el respeto y la igualdad, en los principios y valores como la vida, la prevalencia del interés general sobre el particular, la solidaridad, la protección de las riquezas culturales y naturales, la dignidad humana y la participación ciudadana.
“Un gobernante iluminado es atento y un buen general está lleno de cautela”,
“Hay que estar familiarizados con la estrategia”,
enseñan Sun Tzu y Clausewitz
“Un gobernante iluminado es atento y un buen general está lleno de cautela”...; “hay que estar familiarizados con la estrategia”..., enseñan estos dos pensadores a los que hago referencia. Por eso, para transformar las regiones abandonadas bajo el pretexto de la guerra, es preciso evitar la ideologización política que promueven las fuerzas antisistémicas de cualquier extremo; esas fuerzas prefieren el estatus quo, el debate prolongado en el tiempo, son mediáticas, promueven burlar la autoridad, a creer más en lo malo que en lo bueno, a desconocer avances, son proclives a empantanar la estrategia, e inclinan el rumbo hacia el populismo, el atraso, la sublevación y el caos generalizado.
Los líderes militares han tenido la capacidad de enfrentar la realidad de la circunstancia que se le atraviesa a la teoría, conectando la mente y el corazón, para que bajo la presión que imprime cualquier momento de dificultad, se pudiera tomar con serenidad la mejor decisión, cumplir la misión y obtener la victoria; las recomendaciones desde sus estados mayores al presidente, a los gobernadores y a los alcaldes, cobra vigencia por su visión estratégica y sabia subordinación al poder público, en función del bienestar de los colombianos, quienes por naturaleza son obedientes al buen ejemplo y al liderazgo que promueve democracia, esa que no le quita nada al que ya tiene.
Desde la unidad de acción, desde la genialidad y liderazgo del señor Presidente, de este o del que llegará en unos meses, seguramente que se asumirá con sabiduría los elementos constitutivos del Centro de Gravedad de la nación.
Además, con la acción unificada del poder ejecutivo, legislativo y judicial, con la fortaleza y la enorme convicción de la Fuerza Pública, se facilitará sin duda llevar a Colombia a una nueva victoria: la construcción de una Paz, con una fuerte dimensión territorial, donde la democracia convenza con eficacia y legitimidad a esa ideología, que pretende sumergirnos en una tormenta de rivalidades y más pobreza.