Quienes intenten conocer la historia reciente del Cauca, que no se limite a la exposición de frías estadísticas y cifras, y sobre todo, tenga en cuenta la dinámica impulsada por los diversos pueblos que la han poblado desde antes de la conquista española, la llegada de esclavos africanos trasladados por los valles fluviales y la costa del Pacífico, en búsqueda del oro, y la conformación de comunidades mestizas, debe leer detenidamente el libro Cauca en su momento de cambio. Sociedad abigarrada, pueblos rebeldes, futuros posibles, escrito por Fernando Dorado.
El autor, además de un juicioso investigador autodidacta, a lo largo de su vida ha sido un comprometido luchador de causas populares, como las adelantadas con los campesinos de El Tambo, Suárez y el Macizo Colombiano, durante la década de los 80 y 90 del siglo XX. También ha estado relacionado con dirigentes de las organizaciones indígenas, y de los sindicatos, cuando trabajó en el sector salud del departamento y fue dirigente sindical de la Anthoc, y años más tarde, incursionó en la política, siendo elegido diputado a la Asamblea Departamental del Cauca.
También ha sido gran polemista y escritor de sesudos ensayos y artículos publicados en periódicos y revistas sindicales, en Proclama del Cauca, Viva la Ciudadanía y en el portal Las2Orillas, teniendo además una visitada página en Facebook y otras redes sociales, desde las cuales, con sus numerosos seguidores, debate activamente sobre temas de actualidad.
Toda esta trayectoria hace de la obra de Dorado, única y esencial para los lectores del común que busquen una visión actualizada del Cauca actual y sus perspectivas socioeconómicas y políticas; y sobre todo para los académicos y politólogos, pues además de las cifras, aporta la visión de un líder, que conoció de primera mano, numerosas luchas de campesinos, indígenas y trabajadores y también estuvo en la Asamblea Departamental interactúando con diputados de diferentes corrientes políticas.
El prologuista y corrector, Edwin Cruz Rodríguez, docente de la universidad Javeriana de Bogotá, escribe en el prólogo:
Cada una de sus líneas nos revela diversas tonalidades de la realidad departamental, que a simple vista corren el riesgo de pasar desapercibidas pues únicamente se presentan ante el observador paciente… El saber privilegiado de quien se ha dedicado toda una vida a caminar al lado de los pueblos de esta región se nos ofrece generosamente, con la esperanza de contribuir a las luchas del presente y futuro.
La primera parte articula distintos análisis –las relaciones entre las escalas local, nacional y global, la enmarañada dialéctica entre las estructuras sociales, económicas y políticas, las herencias culturales, los antagonismos, las relaciones interétnicas e interculturales y la acción de los distintos sujetos que habitan la región— con el fin de explicar su desenvolvimiento histórico y situación contemporánea. Una de sus hipótesis, demostrada con abundantes datos, es que desde hace aproximadamente tres décadas la estructura social experimentó un cambio radical: un derrumbe del sistema social establecido desde la colonia, soportado en los mecanismos clientelares desplegados por la aristocracia payanesa para dividir a los sectores populares mestizos, afrodescendientes e indígenas.
Determinantes en el deterioro de esa estructura de dominación, fueron las luchas indígenas por la tierra desde fines de los años sesenta del siglo pasado. Pero, de fondo, debido a su mentalidad feudal, que privilegió la acumulación y ostentación, esa aristocracia no consiguió adaptarse a los procesos de modernización y a la vinculación de la región con el planeta por la vía del mercado. Por ejemplo, la importación de trigo, gracias a la ‘revolución verde’ en EE.UU., llevó a la quiebra a esa industria.
Sin embargo, existen distintos ritmos en este proceso de transición estructural, puesto que el declive de la sociedad señorial no coincide manera inmediata con el ascenso político de los subalternos, manteniéndose así una articulación entre la aristocracia en declive con sus mediadores políticos mestizos de origen yanacona, gracias a la sobrevivencia del ‘espíritu cortesano’, y con la burguesía vallecaucana, o bien apoyándose en el paramilitarismo y las mafias narcotraficantes para mantener sus restos de dominación política.
Este contexto posibilita la entrada con fuerza del capitalismo de despojo, que se manifiesta no solo en la concentración de la propiedad territorial sino también en el ingreso de grandes transnacionales mineras y de agrocombustibles, en particular con cultivos de caña de azúcar destinados también a la producción de etanol que monopolizan más del 95% del fértil valle geográfico del río Cauca, y que producen gran presión sobre el medio ambiente natural, especialmente sobre las fuentes de agua…