Voy a expresarlo sin medias tintas cobardes. Los grupos ilegales están implementando en el Cauca una estrategia global de desestabilización, cuyo objetivo principal es transformarlo en una "región fallida" donde ellos puedan imponer su reino de terror y crimen.
Ante esto, el Estado debe dejar atrás cualquier rasgo de pusilanimidad y restaurar con autoridad y firmeza la prevalencia de la legalidad y de la institucionalidad. E primer paso para ello es hacer que ningún territorio ni comunidad estén vedados o limitados para la presencia y el accionar de nuestras Fuerzas Militares y de Policía.
Ahora bien, a la gente del Cric y de las comunidades indígenas del nororiente caucano hay que exigirles que dejen de victimizarse y de intentar hacer quedar ante el resto del mundo al Estado y al gobierno colombianos como los únicos culpables.
Es imposible pactar con el demonio y pretender salir indemne, y eso es precisamente lo que hicieron muchas de esas comunidades cuando permitieron que el narcotráfico y los cultivos ilícitos campeasen por "sus territorios" impunemente... No olvidemos tampoco que muchas de estas comunidades "sacaron a machete" a nuestros soldados y tampoco olvidemos que muchos de los cabecillas de las tales "disidencias" son indígenas. Repito, es imposible hacer pactos con el diablo y terminar indemnes.
El Cauca enfrenta una seria amenaza a su viabilidad y a su existencia como región. Por ello es necesario que la población se una en torno al gobierno nacional y a todo el conjunto del Estado y de su institucionalidad para que prevalezcan la ley y la legalidad, y sean derrotados (aniquilados si fuere posible) esos sanguinarios actores criminales que sueñan con hacer del Cauca una tierra a su absoluta merced.
Claro que hay proteger a todas y cada una de las comunidades caucanas, salvaguardando a capa y espada sus vidas y sus derechos fundamentales e inalienables, pero todos los caucanos debemos reconocer y aprender de los errores cometidos.
Protección efectiva a todas las comunidades caucanas sin excepción alguna, presencia efectiva del Estado en cada rincón del territorio caucano y puño de acero implacable contra los criminales y delincuentes de todas las layas.
