Región estratégica
Por las condiciones sociales y topográficas que posee, el Catatumbo es una región militarmente estratégica: tiene una densa vegetación con selvas inexpugnables que permiten entrenar combatientes, al tiempo que transportar armas y grupos irregulares entre Colombia y Venezuela. Junto con el Arauca son las fronteras más frágiles que posee Colombia, por ello, ante la tensión de una posible guerra civil en Venezuela, las fuerzas armadas de ambos países están tomando las mejores posiciones; sin embargo, para lograrlo el ejército colombiano debe minimizar la acción del ELN y la de los grupos armados irregulares que allí se encuentran.
Una frontera muy frágil
Los catatumberos nacidos en la frontera son contrabandistas por tradición. Desde muy jóvenes han aprendido y conocen cómo la palma de su mano las rutas para evadir controles militares, grupos armados irregulares o miembros de la Guardia Nacional Bolivariana; estos grupos manejan el poder en la región y se han especializado en la producción y transporte de coca.
Los contrabandistas y los grupos irregulares atraviesan la frontera con facilidad, son comunes los acuerdos preestablecidos con miembros de la Guardia Nacional, la cual siempre se ha considerado militarmente superior al ejército colombiano.
Una historia de violencia
La historia de los catatumberos está compuesta por hechos violentos, narraciones que hablan de una lucha por la vida entretejida con la sangre que produjo la exterminación de una etnia, la explotación irracional del petróleo, el narcotráfico y el arduo trabajo de campesinos y mineros que aprendieron a laborar la tierra y a explotar sus entrañas en un ambiente militarmente hostil.
Es una región donde la presencia del Estado es sinónimo de intimidación; es presencia militar, especialmente cuando vigilan los recorridos de las avionetas desde donde se fumigan con glifosato los terrenos cultivados con coca dañando, sin misericordia, la tierra y afectando todos los cultivos.
La región más rica de Colombia
El Catatumbo posee una capa vegetal aún sin explotar, sin embargo allí se cultiva y comercializa una abundante cantidad de productos agrícolas tales como, café, cacao, palma de aceite, frutales, caña panelera, plátano, yuca, cebolla, frijol, maíz, tomate, pepino, pimentón, arveja y ají. Además, posee un subsuelo rico en carbón, oro, cobre, plomo, barita, cuarzo, mármol, fosfatos y calizas, fuera de petróleo y uranio.
El gobierno regaló el Catatumbo
El Catatumbo no era parte de los programas del Estado colombiano. En 1928, el gobierno lo entregó en una concesión, prácticamente sin limitaciones, al general Virgilio Barco, quien lo devolvió en 1975 en la más absoluta miseria.
Era una región olvidada, que carecía de agua potable, las aguas de los ríos y quebradas estaban contaminadas y se presentaba un desbalance hídrico generado por la deforestación y el descuido de las áreas estratégicas. Así mismo, no había puestos de salud, se contaba con pocas escuelas, las viviendas no cumplían con el mínimo requerido para vivir dignamente y la población se encontraba sumida en la más absoluta miseria.
De hecho, según el Dane, El Tarra y Hacarí presentaban los más altos niveles de pobreza del país —el 92% de su población—. Paradójicamente, en esta región dotada por la naturaleza, el contrabando era la mayor fuente de trabajo y la violencia era parte de su cultura. En todos los municipios habían surgido organizaciones para perseguir y matar motilones.
Durante la concesión Barco, “era usual que hasta los ejecutivos americanos de la Colpet [la petrolera], armados de rifles, excursionaran a modo de safari los fines de semana y dispararan contra los indios en los alrededores selváticos de sus campamentos”[1].
Una región ignorada
Solo hasta 1975, el gobierno colombiano empezó a contemplar la región en los programas de desarrollo; y a partir de entonces hasta la fecha siempre la ha mirado “desde el escritorio”; hay muchos intereses que no se atreven a tocar; por ello, a pesar de la presencia de un ejército en aumento solo se ha limitado a denunciar que “grupos armados organizados” están entrando desde Venezuela al territorio colombiano.
Recientemente el comandante de las Fuerzas Militares, general Luis Fernando Navarro, denunció que los delincuentes del ELN que atacan el oleoducto Caño Limón-Coveñas huyen hacia Venezuela. Los campos minados son la mayor dificultad para el avance de la tropa en las zonas afectadas [2].
Nunca se han tomado acciones contra Venezuela para impedir estas irregularidades. Ha sido evidente que el gobierno colombiano prefiere la diplomacia a enfrentar la superioridad del ejército del vecino país y cuando lo ha hecho le ha tocado retirarse; ejemplo, el archipiélago de los monjes.
En estas circunstancias creció el Catatumbo, un territorio donde incluso las regalías son manejadas como plata del bolsillo de los dirigentes políticos.
Recuperando el territorio
Con el ingreso de Iván Duque a la presidencia se están haciendo acciones sistemáticas para recuperarlo militarmente, se ha dado la orden de utilizar todo el potencial de las fuerzas armadas: mayor inteligencia, bombardeos permanentes a los campamentos del ELN y un avance continuado del ejército. Su objetivo es destruir esta guerrilla que, de acuerdo con los argumentos presentados, es aliada de Nicolás Maduro. Para ello cuenta con una Fuerza de Tarea llamada Vulcano, la cual dispone de 17.000 hombres y es soportada por la Fuerza de Tarea Quirón, establecida en Arauca.
Recuperar el territorio en el corto plazo es el objetivo que se le ha impuesto al ejército colombiano.
[1] Planes de Desarrollo Territorial, una política para ingenuos
[2] General Navarro: guerrilleros del ELN atacan oleoductos y huyen a Venezuela