Son evidentes, la intensidad y progresividad de las causas de la amenaza climática.
La progresión e intensificación de sus efectos, es de tal magnitud y dinámica, que, si no se toman medidas drásticas y efectivas oportunamente, los desastres socioeconómicos y de salubridad planetarios, pueden tornarse catastróficos, en breve tiempo.
Todos los gobiernos del planeta, deberían coaligar esfuerzos y tomar decisiones de carácter general, obligatorias y permanentes para mitigar y revertir las causas determinantes de la alteración climática, en particular, en lo relacionado con el consumo de carburantes fósiles, la deforestación, la reforestación y conservación de bosques naturales.
Mediante acuerdos entre organizaciones de naciones regionales y continentales, sometidos a aprobación de la Asamblea General de ONU, deben ordenar que las multinacionales, que exploten recursos naturales, en cualquier parte del planeta, deben invertir un porcentaje mínimo del 5% de la producción bruta de cada Proyecto, en reforestación del área de influencia directa, de la zona intervenida.
A través y con los soportes legales y técnicos de los ministerio del ramo, de cada nación, deben diseñar, tramitar e implementar, como Políticas de Estado, la definición y conservación de todas las Rondas de todas las fuentes superficiales de agua y ordenar que dichas rondas, no pueden ser inferiores a 30 metros a cada lado de la fuente, para caudales medios, inferiores o iguales a 5.0 metros cúbicos por segundo y de ese volumen en adelante, el ancho de la reserva lateral, debe ser igual 50.0 metros más el valor numérico del volumen del caudal medio de la correspondiente fuente superficial.
Deben declarar zonas de reserva las cuencas y sub-cuencas de alta pendiente, consideradas como tales, las superiores al 45%, sobre el horizonte, de esas mismas fuentes superficiales.
Lo anterior, debe hacerse efectivo en el menor tiempo posible, y articularse con Ordenamientos del Uso de la Tierra a Nivel Nacional, en cada nación, estrictamente técnico-ambiental y debe complementarse con una Reforma Agraria Integral y articularse con los ordenamientos territoriales, Regionales y locales, de cada una de las naciones, del planeta.
El ordenamiento territorial nacional, debe servir de matriz y guía, para definir y estructurar los ordenamientos territoriales, departamentales y municipales.
Cada nación del planeta, debe ordenar y hacer cumplir, que para los nuevos proyectos de desarrollos agropecuarios, y ganaderos, únicamente puedan destinarse suelos de superficie horizontal, ondulados y con pendientes que no superen los 30% , sobre la horizontal.
Solo con disposiciones de obligatorio cumplimiento, se puede lograr una real Reforma Agraria Integral global y uso racional del suelo, que al mismo tiempo facilite e impulse la protección de la vegetación, productividad y calidad de bienes producidos y en el mediano y largo plazo, la reducción progresiva de la erosión y sedimentación de los lechos de ríos, en sus desembocaduras.
La protección del medio ambiente en general, debe ser integral y debe convertirse en cultura ciudadana, de todas las naciones del planeta.
La contaminación y calentamiento del aire y el ambiente en general, debido al consumo de combustibles fósiles (combustión interna o carburación), es el más grave factor de contaminación y calentamiento atmosférico, a pesar que en las tantas cumbres internacionales climáticas, prefieren ignorar el calentamiento directo, por consumo de carburantes.
El consumo de carburantes, en Colombia, ya superó los 340.000 barriles diarios (1 barril 42 galones).
Si multiplicamos la cantidad del consumo de combustibles diario, por los índices de producción de CO, CO2 y calor en BTU u otras unidades, que produce cada unidad consumida, de combustible fósil, en todo el planeta, para la movilización diaria de 1.800 millones de carros y 5.300 millones de motocicletas, podemos dimensionar esa fuente de contaminación y calentamiento y la gravedad de la amenaza para la vida en la tierra.
Los ambientalistas, generalmente no se ocupan de la generación de calor en el proceso de combustión interna, por consumo de combustibles. Ese calor es invisible, pero inocultable. Es el calor que expele, cada motor por el exhosto, adicional a la contaminación con la producción de CO2 Y CO.
Se puede calcular la generación de calor por cada automotor y por cada galón consumido, recurriendo a los principios de la Termodinámica, en particular, en la Ley Cero de la Termodinámica.
El aire caliente que expelen los motores, no desaparece. Se difunde en la atmosfera y su potencial se puede calcular en unidades BTU o en calorías o grados centígrados.
El planeta ya superó los 100 millones de barriles de consumo de petróleo por día (2022), y el 60%, del volumen de crudo refinado, se transforma en gasolina, diésel y Jet.
Bajo esta realidad, la mayor fuente de contaminación y calentamiento atmosférico, son los combustibles fósiles, efectos traducidos en amenaza de contaminación y calentamiento global.
No hay ningún control del calor producido en la combustión interna. Parece que los ambientalistas prefieren ignóralo. Ese calor lo genera un producto de origen fósil, convertido en maravilloso negocio, que genera cósmicas ganancias. Por ese motivo, prefieren cínicamente culpar a las vacas. Quizá por eso prefieren no analizarlo y controlarlo. Las ganancias netas de ese negocio extractivo y su comercialización, de alguna manera, impide la toma de decisiones, sobre sustitución de vehículos a base de carburación fósil por vehículos eléctricos o a base de hidrógeno.
La ONU y los gobernantes del planeta, debe estudiar y decidir sobre el establecimiento de metas, para la sustitución del parque automotor de servicio particular, taxis y urbanos, en todas las naciones del planeta, por vehículos cero emisiones de CO2 y mínima generación de calor, a partir de 2025 y proporcionalmente al desarrollo de logísticas de abastecimiento y recarga de baterías y suministro de hidrógeno, en todo el territorio de cada nación. Ordenar y reglamentar, la sustitución para el servicio público y de carga por carreteras, en un periodo que no supere el 2030.
El tema ambiental es muy amplio y complejo y por ello, facilita la especulación aberrante y cínica, sobre lo ambiental, por parte de cualquier ambientalista analfabeta funcional.
Además debemos advertir y protegernos de los seudocientíficos, que de diferentes maneras niegan los efectos letales del consumo masivo de energías de origen fósil, no obstante las evidencias.
Se sabe que hay en funcionamiento, un carro por cada 6.8 habitantes de la tierra (20022) y que de acuerdo con las dinámicas del mercado automotriz, calculan que en el año 2040, habrá un carro por cada habitante.
Son cifras que indican que, si no se toman medidas concretas y prácticas, el cataclismo climático será inevitable. 12-10-2030
