Frenesí. Esa es la palabra. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, “frenesí” quiere decir “Delirio furioso”, “Violenta exaltación y perturbación del ánimo”.
Así tiene este gobierno al país. Con el ánimo perturbado, exaltado, fúrico. Y no es para menos. No hay semana en la que no nos sorprendan con nuevas afrentas, a cual más miedosa, a cual más ilegal, a cual más indigna de la Presidencia de la República.dddd
Para poner un ejemplo, Petro cierra esta semana con el broche de oro de su trino sobre la captura de Nicolás Petro. Releámoslo con atención: “Han sido capturados por la fiscalía mi hijo Nicolás y su ex esposa Days. Como persona y padre me duele mucho tanta autodestrucción y el que uno de mis hijos pase por la cárcel; como presidente de la República aseguró que la fiscalía tenga todas las garantías de mi parte para proceder de acuerdo a la ley. A mi hijo le deseo suerte y fuerza. Que estos sucesos forjen su carácter y pueda reflexionar sobre sus propios errores. Como afirmé ante el fiscal general no intervendré ni presionaré sus decisiones; que el derecho guie libremente el proceso.” -los errores de ortografía y de redacción no son míos. Copié el trino tal cual está publicado-.
Este trino constituye una nueva afrenta porque está redactado con una inocultable hipocresía dolosa. Digo “hipocresía”, porque detrás del tono humano del trino Petro pretende filtrar ladinamente sus mentiras. Y digo “dolosa”, porque sus mentiras tienen el propósito de ir allanando su estrategia mendaz frente al juicio político que debe abrírsele por las violaciones a la Constitución y a las leyes.
Dice Petro: “Como persona y como padre me duele mucho tanta autodestrucción y el que uno de mis hijos pase por la cárcel”.
— ¿Cuál autodestrucción?
—¿Autodestrucción de quién?
— ¿Por qué llamar a eso autodestrucción?
Los colombianos no sabemos qué tanta cercanía o qué tanta lejanía humana existe entre Gustavo Petro y Nicolás Petro. Lo único que sabemos es que cuando reventaron los escándalos y se precipitaron los líos jurídicos, Gustavo Petro salió a decir que él no había criado a Nicolás Petro. Queriendo, con ello, dejar en claro que partía cobijas afectivas con su hijo y que optaba por sobreponer sus intereses de dirigente político.
Lo que sí sabemos los colombianos, con todas las evidencias puestas sobre la mesa, es que la cercanía política del candidato presidencial Gustavo Petro con Nicolás Petro era inmensa. A tal punto que podría afirmarse que Nicolás Petro fue el verdadero jefe de la campaña presidencial en la Costa Atlántica.
Existe el fragmento de uno de los videos publicados por la revista Semana, en que Gustavo Petro, reunido con su equipo nacional de estrategia, da la orden de que sea Nicolás Petro quien se ocupe de manejar la relación con unos empresarios que le aportarían dineros a la campaña. Lo que quiere decir que Gustavo Petro le asignaba tareas financieras a Nicolás Petro. Que Nicolás Petro recibió la orden del candidato Gustavo Petro de gestionar y recibir dineros para la campaña.
— ¿Entonces, por qué viene Gustavo Petro, a estas alturas, a hablar de “autodestrucción” de parte de su hijo?
— ¿Acaso no fue Gustavo Petro quien lo mandó a que buscara dineros para su campaña?
En el momento de la campaña presidencial, Nicolás Petro ya había sido candidato a gobernador de Atlántico en nombre de la fuerza política de Gustavo Petro y ejercía como diputado a la Asamblea de Atlántico. Luego era el dirigente petrista más reconocido de la Costa Atlántica.
- ¿A quién creen que van a engañar con el cuento de que las platas que recibió Nicolás Petro eran para él y no para la campaña?
Nadie es tan tonto como para creerles que, en plena campaña, alguien -legal o ilegal- se le iba a acercar a Nicolás Petro, con maletines llenos de cientos de millones, con el fin de regalárselos para que comprara su casita e hiciera sus viajecitos de placer.
Si Gustavo Petro habla de “autodestrucción” es porque, de entrada, ya reconoce que hubo destrucción.
— ¿Pero destrucción de qué?
—¿Se referirá a la destrucción de Nicolás Petro como persona, o como dirigente político, o como directivo político y financiero de su campaña presidencial?
Destrucción sí hubo. Para empezar, hubo la destrucción de la legitimidad y la legalidad de la elección presidencial. Ya son muchos los hechos que lo afirman
De acuerdo. Destrucción sí hubo. Para empezar, hubo la destrucción de la legitimidad y la legalidad de la elección presidencial. Ya son muchos los hechos que lo afirman. La auditoría contratada por el Consejo Nacional Electoral que da cuenta de la violación de los topes de gastos, es un hecho. La investigación de la Silla Vacía que da cuenta de los pagos a testigos electorales que no fueron registrados en las cuentas de la campaña, son otro hecho. El inventario de costosísimos actos públicos de campaña en la Costa Atlántica, con toda la parafernalia, cuyos gastos tampoco fueron registrados en las cuentas de la campaña, también son otro gran hecho. Las grabaciones de Armando Benedetti hablando de cifras astronómicas que entraron por las alcantarillas a la campaña presidencial, son otro hecho protuberante que debe ser investigado a fondo. Las reuniones de delegados de Gustavo Petro con jefes de las organizaciones criminales en las cárceles, en plena campaña electoral, son otro hecho gravísimo e inocultable.
En lo que no estamos de acuerdo es en que haya habido “autodestrucción”. Autodestrucción no hubo porque Nicolás Petro no estaba ni autoinmolándose ni suicidándose. Él andaba cumpliendo una tarea que le había encomendado su candidato presidencial, que además era su jefe político y, además, es su padre. Por eso es inadmisible que Gustavo Petro hable de la “autodestrucción” de Nicolás Petro. Es inadmisible que lo haga como presidente. Inadmisible que lo haga como jefe político. E inadmisible, peor aún, que lo haga como padre.
Dizque “autodestrucción” ¡Que horror! “Autodestrucción” se llama esta vez el “Yo no lo crié”. “Autodestrucción” fue la forma que encontró para decirle a Nicolás “Sálvese usted como pueda”, “Toda la culpa es suya”, “Yo soy el poder y usted mi fusible”, “Por la revolución, deben entenderlo”.
Es por eso que afirmo que este trino de Petro es otra afrenta frenética. Porque es un trino que pretende, hipócritamente, mover las fibras emocionales de la sociedad para intentar una solidaridad política que no merece. Con ese trino Petro busca hacer otra manipulación política de la buena fe emocional de los colombianos.
Si el trino de Petro hubiera sido sincero y no frenético, bien hubiera podido ser redactado de la siguiente manera: “Han sido capturados por la Fiscalía mi hijo Nicolás y su ex esposa Days. Como persona y como padre me duele tanta destrucción que causé y el que uno de mis hijos pase por la cárcel por culpa mía. Como presidente de la República aseguro que la Fiscalía tendrá todas las garantías de mi parte para proceder de acuerdo a la ley y que no la presionaré -como hasta ahora lo he hecho con los jueces que adelantan los casos de la Primera Línea-. A mi hijo le deseo suerte y fuerza mientras renuncio y asumo toda la responsabilidad que me corresponde como presidente, como jefe político y como padre. Que estos sucesos forjen su carácter y pueda reflexionar sobre sus propios errores y, sobre todo, sobre los míos. Como lo afirmé ante el fiscal general, no intervendré ni presionaré sus decisiones porque así me lo ordena la Constitución. Que el Derecho, que ni es neoliberal ni es un engendro del gran capital, guíe libremente el proceso.”
No obstante, pese a la indolencia paternal y a la perfidia política de Gustavo Petro, aquí sí estamos frente a un hecho muy doloroso. Doloroso humanamente.
Yo, personalmente, le expreso mi solidaridad humana a la madre y a la familia materna que crió a Nicolás Petro. Hace unos meses, cuando Gustavo Petro dio la entrevista para decir que él no había criado a Nicolás, yo leí una entrevista de una tía suya, hermana de su madre, hablando de sus abuelos y su familia. Fue una entrevista llena de amor y dignidad. A ellos, a su tía, a su madre y a su verdadera familia, toda mi solidaridad humana.
Y también a Nicolás, mi solidaridad personal. Sé que está pasando por momentos muy difíciles. Yo también he estado preso y sé qué es eso.
Nicolás: sólo puedo contarte una cosa: en la mitad de la celda y de la noche, siempre está Jesús con los brazos abiertos para amarte.