El caso judicial del siglo: la acusación de genocidio contra Israel, una victoria de la presión social

El caso judicial del siglo: la acusación de genocidio contra Israel, una victoria de la presión social

Si finalmente se logra una victoria será la victoria de la presión social para detener el genocidio que consuma impunemente Israel contra la población palestina

Por: Pedro León Vega*
febrero 02, 2024
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El caso judicial del siglo: la acusación de genocidio contra Israel, una victoria de la presión social
Fotografía: Canva

Los ataques de terrorismo de Estado que Israel ha ejecutado contra la población palestina durante los últimos tres meses en Gaza, calificados por la comunidad internacional como GENOCIDIO, sumados a los actos de terrorismo perpetrados por Israel contra la misma población palestina desde 1948 en territorios vecinos como Líbano, Yemen, Siria, Egipto, incluidos Gaza y Cisjordania, no sólo multiplica por mil los ataques lanzados por HAMAS el 7 de octubre contra Israel, sino también convalida con insensatez todos los actos terroristas pasados, presentes y futuros de organizaciones de resistencia armada palestina como Hezbolá, OLP, FATAH, FPLP y la propia HAMAS.

     En esta guerra donde la principal arma es el acto terrorista de ambas partes, la única solución viable en las actuales circunstancias es la intervención de la comunidad internacional. Para ese propósito es indispensable diferenciar entre el problema humanitario y el problema político que se trata de ocultar. El problema humanitario remite al ámbito global porque alude a crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y crímenes de genocidio. El problema político es un problema local de tipo territorial, con implicaciones étnicas y religiosas.

       En términos humanitarios el problema son los ataques a la población civil con intencionalidad política que se quieren presentar como efecto colateral y especialmente como acciones de legítima defensa. Porque los actores del conflicto tienen derecho a la legítima defensa, pero no tienen derecho a matar civiles. Netanyahu puede pararse en la cabeza, explotar de soberbia y botar espuma de la rabia diciendo que el homicidio de más de 12 mil niños es un acto de legítima defensa, pero el mundo entero dirá hoy mañana y siempre que se trató de una acción criminal injustificable y una política terrorista. Lo mismo aplica para las autoridades palestinas, salvo que Israel multiplica por mil los ataques terroristas de Hamas con alcances de genocidio. Israel es esencialmente un Estado Terrorista que planifica, practica y justifica su política terrorista, mucho más que Hamás, Hezbolá y Al Qaeda.

     En términos políticos, dejando de lado el aspecto humanitario que condena principalmente a Israel como Estado genocida, el problema remite estrictamente a las causas del conflicto, esto es, a la delimitación de un territorio para la creación de dos Estados en los términos de la Resolución de Naciones Unidas de 1948. Este territorio estaba habitado principalmente por palestinos –los judíos se encontraban dispersos por el mundo en su milenario exilio- y desde su creación Israel ha pretendido invadirlo en su totalidad y asentar miles de colonos para restablecer allí el antiguo Gran Israel que hace tres mil años el Rey David había conquistado a sangre y espada contra las poblaciones indefensas de entonces. Para lograrlo usó los mismos procedimientos terroristas con los que Netanyahu invade hoy Gaza, Cisjordania, Líbano, Egipto y Siria, y se fundamentó en la misma retórica religiosa de la tierra prometida. Aunque su lógica política esconde motivos menos piadosos de naturaleza criminal: un proyecto supremacista y racista con propósitos de limpieza étnica, poderosos intereses económicos y financieros, apropiación de ricos yacimientos de gas en Gaza, creación de una nueva ruta de la seda, y en especial el establecimiento de un enclave territorial y político de Estados Unidos en Medio Oriente para mantener su hegemonía mundial: Israel. En esas circunstancias, la causa política palestina: la creación de un Estado palestino y el desalojo de Israel de los territorios ocupados, se revela como una causa noble y justa. La causa más noble, justa y heroica de la humanidad en el último siglo. En especial porque ha tenido que enfrentar hasta con palos y piedras a las más grandes potencias de la historia: Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea, que respaldan a Israel en desarrollo de su política sionista, supremacista y genocida.

        Lo novedoso del espectáculo siniestro del genocidio de Israel en Gaza es que termina por convalidar política e irreflexivamente todo acto terrorista en el mundo como instrumento de guerra. Es el primer genocidio de la historia transmitido en vivo. Si la invasión de Estados Unidos a Afganistán multiplicó el terrorismo, Israel desvalorizó por completo el propio concepto de terrorismo tal como se le ha vendido al mundo, esto es, como efecto colateral de la guerra y como acto irracional propio sólo de grupos armados ilegales. Israel confirma con sus operaciones militares en Gaza que los actos terroristas son el recurso a que acuden algunos Estados como medio de resolución rápida de conflictos. Devela la función de utilidad del acto terrorista: su altísimo poder de contundencia militar, por lo que se prefiere a la acción entre combatientes. Demuestra, además, como lo enseña la Teoría General de la Violencia Política, que el acto terrorista es otra modalidad de violencia política, distinta de la violencia política positiva que alude al uso legítimo de la fuerza y la legítima defensa. Su lógica política no corresponde a una política positiva, sino negativa, pues en lugar de frenar la tendencia a la degradación de la guerra como la pensaba Clausewitz, la intensifica: el genocidio, la limpieza étnica, el desplazamiento forzado y en general el homicidio de civiles inermes e inocentes con intencionalidad política en escenarios de conflicto.

         Sorprende que la iniciativa de denunciar a Israel por genocidio ante la Corte Internacional de Justicia no provenga de Europa ni de Estados Unidos, que pretenden ser abanderados de los derechos humanos, sino de la valiente Sudáfrica que se atrevió a levantar la bandera moral de la humanidad.  Un país humilde que sabe lo que es el apartheid y el genocidio porque los ha sufrido.

La demanda de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), presentada en audiencia los días 11 y 12 de enero, demuestra con miles de pruebas el acto de Genocidio, aunque sólo intenta frenar con medidas cautelares el exterminio completo de la población palestina en la Franja de Gaza. comprende tres etapas: 1-Los actos de Israel, 2-El grupo humano blanco de estos actos, 3-La intencionalidad de Israel.

Se destaca entre los actos que el ejército de Israel bombardea de manera continuada con seis mil bombas diarias el territorio de Gaza. Desde el 7 de octubre ha destruido de manera indiscriminada el 70% de los edificios. Los líderes de Naciones Unidas describen el escenario como un cementerio para niños: en esos meses se ha registrado el homicidio de 12345 niños, además de casi siete mil mujeres, entre los treinta mil homicidios y los cincuenta mil heridos y mutilados por los actos terroristas de Israel en Gaza.

En respuesta la CIJ emitió el viernes 26 de enero un fallo preliminar que niega a Israel su petición de desestimar los cargos de genocidio contra palestinos y, por el contrario, le ordenó tomar medidas para evitar el genocidio en Gaza. Si bien la CIJ no fue lo suficientemente estricta como el mundo esperaba, al punto que decepciona a las víctimas en tanto no le ordena a Israel suspender las operaciones militares en Gaza, sí reconoce que Israel ha violado sus obligaciones como Estado firmante de la Convención para la prevención y sanción del delito de genocidio, y admite que existe el riesgo de que se consume el genocidio contra la población palestina, lo cual constituye un impacto mediático contra Israel. Aunque Sudáfrica en su demanda no sólo habla de riesgo de genocidio sino de actos (ocho en concreto) que considera constitutivos de genocidio. Por supuesto, el proceso de probar el genocidio más allá de toda duda tardará años, aunque a primera vista sea demasiado evidente. Este proceso apenas comienza y los jueces pecan por exceso de cautela. No visualizan que en meses el genocidio de toda la población en Gaza estará consumado

Es importante entender el concepto, los abogados de Sudáfrica enseñan, más allá de las innumerables atrocidades causadas por Israel, que el genocidio no es un asunto de escala, no se mide por el número de homicidios, sino por la intencionalidad del victimario, la intencionalidad de los actores políticos y militares, en este caso de Israel. Esa intencionalidad -la intencionalidad política del terrorismo-, según los abogados de Sudáfrica, es destruir a los palestinos en los territorios ocupados de Gaza, es Genocidio. Según los abogados, “Los actos y omisiones de Israel tienen carácter genocida, ya que se comenten con la intención de destruir a los palestinos en Gaza, como parte del grupo nacional étnico palestino más amplio”. Sudáfrica argumenta que Israel va más allá de la legítima defensa y tiene como objetivo la aniquilación del pueblo palestino. Como prueba, los abogados presentan 120 declaraciones de altos funcionarios de la Administración de Israel deshumanizando al pueblo palestino y alentando directamente a cometer el genocidio en Gaza. Diez páginas de declaraciones abrumadoras de funcionarios de alto rango que incitan de manera directa y publica a cometer un genocidio contra la población palestina.   

Entre las declaraciones más incendiarias y vehementes se destacan las proferidas por los miembros del gabinete: el primer ministro, el presidente y los ministros de defensa, de seguridad nacional, de energía, de infraestructura, de patrimonio, de agricultura, numerosos oficiales, portavoces y asesores militares.

Los Ocho actos que Sudáfrica considera constitutivos de Genocidio son:

     1-El asesinato de palestinos en Gaza, que según datos de la ONU son 21110 homicidios, (hoy se registran 24 mil, más las víctimas bajo los escombros de bombardeos que eleva la cifra a 30 mil), el 60% son mujeres y niños.

2-Causar graves daños físicos y psíquicos a los palestinos en Gaza.

3-Expulsión masiva de hogares y desplazamiento de palestinos en Gaza.

4-La privación de agua y alimentos adecuados por el asedio total adoptado por Israel en octubre, que privó a la población civil de Gaza de suministros básicos.

5-La privación de acceso a vivienda, ropa higiene, y saneamiento adecuados

6-La privación de asistencia médica adecuada.

7-La destrucción de la vida palestina con el bombardeo de viviendas, escuelas, hospitales, edificios oficiales y lugares de interés cultural.

8-Las medidas orientadas a impedir los nacimientos de palestinos destacando el asesinato de mujeres y niños y la situación de las mujeres embarazadas obligadas a desplazarse de manera forzosa sin recursos y sin atención médica.

Es mucho más de lo que exige la CIJ, que contempla cinco formas de genocidio: 1-Matar civiles miembros de un grupo humano, 2-Causar graves daños físicos o mentales a los miembros del grupo, 3-Imponer condiciones de vida destinadas a destruir el grupo humano, 4-Impedir nacimientos y 5-desplazar por la fuerza a niños fuera del grupo. Las víctimas son atacadas por su pertenencia real o percibida a un grupo, no al azar.

Sin embargo, el verdadero propósito de los abogados en este proceso ha sido instar a los 17 jueces de la Corte Internacional de Justicia a tomar medidas de urgencia, ordenando al Estado de Israel a suspender su operación militar en Gaza, y al gobierno del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a cesar de matar a la población civil, a dejar de causar graves heridas mentales y físicas al pueblo palestino y a no seguir imponiendo condiciones de vida que conducen a la destrucción física de los habitantes de Gaza.   

      Cabe resaltar que Sudáfrica no pertenece al mundo árabe. Aunque políticamente ha sido consecuente, ya había roto relaciones con Israel por este motivo y ha hecho pública sus críticas a Israel: “El castigo colectivo mediante el uso de la fuerza es un crimen de guerra”, declaró su Presidente Cyril Ramaphosa, y agregó, “La negación deliberada de combustibles, medicinas y alimentos a los residentes de Gaza equivale a un Genocidio.” 

   A esta denuncia se han sumado el Congreso Nacional Africano, novecientos movimientos sociales y también sindicatos de varios países. Estiman que, si el mundo permite que esta infamia, este genocidio quede impune, la historia habrá retrocedido siglos de avance en la defensa de los derechos humanos. La demanda contra Israel tiene amplia repercusión en todo el mundo. Expertos consideran que esta demanda puede calificarse como el caso judicial del siglo. Pero más allá de este esfuerzo legal y de la acción valiente y ejemplar de Sudáfrica, si finalmente se logra una victoria será la victoria de la presión social para detener el Genocidio que consuma hoy Israel contra la población palestina.

(*) Magister en Economía Universidad javeriana. Autor de las obras Teoría General dela Violencia Política” (2017), y “Batalla por la Síntesis Histórica” (2020)

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