El caso de la politóloga vacunada: espejo de una sociedad profundamente corrupta

El caso de la politóloga vacunada: espejo de una sociedad profundamente corrupta

"Estoy seguro de que la mayoría de colombianos que están indignados habrían actuado igual que Carolina si les hubieran puesto en bandeja la tan anhelada vacuna"

Por: Fabio Andrés Olarte
marzo 09, 2021
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El caso de la politóloga vacunada: espejo de una sociedad profundamente corrupta

Para empezar, aclaro que conocí a Carolina Cárdenas hace unos años en Bogotá, por tener algunos contactos en común, cuando ambos no éramos más que unos muchachitos que estábamos cursando nuestras carreras profesionales en la capital colombiana. Si bien no puedo decir que soy cercano a ella, sí sé que Carolina es una joven que nunca se había visto involucrada en escándalos hasta hace pocas horas, cuando su nombre empezó a rondar los medios de comunicación que informaban que ella había sido vacunada contra el COVID-19, más allá de que la muchacha boyacense no hacía parte del grupo de talento humano priorizado para obtener la tan esperada inmunización.

Conforme la noticia se iba replicando en los medios, la indignación de mis paisanos crecía como la espuma en un vaso de cerveza recién servido. Carolina, quien se disparó en su pie al publicar la fotografía que le tomaron tras ser vacunada, se convirtió en un abrir y cerrar de ojos en un personaje totalmente repudiado por mis paisanos, quienes perplejos no podían creer que ella hubiera recibido la famosa inyección antes que un montón de ancianos y personas del equipo médico de primera línea que, hasta ahora, siguen esperando con paciencia su turno.

Los más ignorantes la critican por ser una joven bonita, los más miserables la atacan por ser sogamoseña, los más descarados se burlan de ella por haber sido tan "tonta" de publicar dicha fotografía en sus redes sociales y los más sensatos la cuestionan por haber cometido un acto que, a todas luces, no estuvo nada bien en lo ético. Sin embargo, de algo estoy seguro y es que la mayoría de esos colombianos que en teoría están tan indignados habrían actuado igual que Carolina si, de un momento a otro, les hubieran puesto en bandeja la tan anhelada vacuna. La mezquindad y la corrupción son elementos comunes en el ADN de nuestros ciudadanos infames que, cada vez que pueden, sacan provecho de los contactos que tienen en alcaldías, gobernaciones, concejos, etc.

Por supuesto, desde ya, quiero dejar en claro que no estoy defendiendo a Cárdenas, puesto que soy el primero en levantar una voz de protesta ante ella por haber estado involucrada en un acto tan ruin y propio de Colombia. Si este fuera un país decente, seguramente, deberían correr cabezas en la Secretaría de Salud de Bogotá porque, seguramente, el caso de Carolina no es el único. Pero como sé en qué país nací, estoy convencido de que mañana se le pasa la indignación a todos y la situación se olvidará en unas pocas horas, como se olvida todo en este suelo enfermo de Alzheimer.

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