La gente en la vereda Villa Nueva cerca al corregimiento de Guamalito, en el Carmen, ha tenido miedo desde hace meses. A este lugar del Catatumbo, bendecido por la belleza de unas calles empedradas y centenarias, la guerra la ha estado ahogando desde hace cincuenta años. En 1992, por ejemplo, la Coordinadora Nacional Guerrillera lanzó sus rocketazos sobre la Caja Agraria y la estación de la policía del pueblo. En ese momento la superioridad de las FARC era tan abrumadora en esa zona que 200 guerrilleros intentaron tomarse el pueblo. Sólo 20 policías lo defendieron. La lluvia de balas fue tan dura que tuvieron que deponer sus armas. Las Farc los secuestró y estuvieron más de una década en las selvas del Catatumbo.
La firma de paz resultó siendo un alivio pasajero. El Carmen fue declarado en el 2005 como bien de interés turístico nacional. La arquitectura colonial de sus casas son un referente histórico que pocos conocen. Porque llegar hasta allí es realmente tortuoso. Desde Cúcuta un jeep podría gastarse cerca de 16 horas. Es más fácil llegar desde Ocaña. Pero no sólo las vías conspiran contra este lugar hermoso y olvidado de Dios.
Desde el 2016, cuando las FARC firmaron el acuerdo de paz con el gobierno Santos, el flujo de turistas venía aumentando exponencialmente. Sin embargo en las últimas semanas la gente de las veredas vecinas venían durmiendo mal. El día 12 de marzo empezaron a aparecer panfletos del frente 57 de las disidencias de las FARC. Lejos de apaciguarse por las políticas de paz del gobierno, los grupos armados han tomado un nuevo aire en este sector del Catatumbo. Las amenazas le apuntaban al comercio local. Les apretaban aún más las extorsiones, los impuestos surgidos de manera espontánea. El pasado fin de semana los habitantes de la vereda Villanueva no salieron de sus casas. El atronador vallenato que salía de sus bafles estaban en silencio. Se temía que pasaría lo peor.
Las noches son más oscuras en este lugar en el país y eso que el cielo permanece siempre estrellado. Sobre todo porque en las noches se va la luz. A veces hay miedo, como el que hubo en la noche del pasado lunes 29 de marzo cuando el frente Camilo Torres del ELN decidió atacar a soldados del batallón enérgetico y vial matando a estos nueve miembros del ejército: cabo segundo: Brayan Gómez Gamboa. Cabo tercero: Juan Benavides Bohorquez. Soldados: Kevin Acevedo Osorio, Hercel Fernández Bonivento, Johan Gómez Gelvez, José David Pushaina Epiayu, Fabio Epiayu Ipuana, Rafael Jiménez y Jaime Manuel Redondo Uriana. La mayoría de estos eran bachilleres. Además quedaron heridos los siguientes uniformados: El subteniente Carlos Pacheco Pacheco y los soldados Álvaro Epieyu Epieyu, Arrieta De Armas, Adolfo Epieyu, Brayan Guerrero López, Gabriel Herrera Orozco, Luis Angarita Muñoz, Joselito Henríquez González y Yeison Julio Molina.
El impacto del ataque fue tan grande que Petro hizo reunión de urgencia con los países garantes y la mesa de negociación. Un ataque que podría acabar con los diálogos del ELN.