El pasado 08 de diciembre de 2019, en el diario La Opinión, leí un artículo titulado El cariño de los cucuteños me reconforta: Iván Duque, en donde se menciona que el mandatario colombiano recorrió el centro de la ciudad y recibió mensajes de apoyo por parte de los cucuteños, entre estos:
- "Presidente estamos con usted, lo apoyamos, mano dura con la izquierda".
- "Siga adelante, tiene todo nuestro apoyo".
- "Necesitamos más oportunidades para los jóvenes"
- "Presidente, usted ha sido muy bueno con nosotros, necesitamos que saque a Maduro".
Además de ello, el escritor de la noticia menciona: "Desde el andén de la calle 10, recostada sobre una valla que evitaba el paso hacia la calzada de vehículos, una mujer movía sus brazos efusivamente. Su seña se repetía una y otra vez entre la romería que aguardaba con paciencia el paso de la caravana presidencial".
No pretendo realizar un análisis extenso de la situación de Cúcuta, pero con el debido respeto de mis paisanos me tomaré el atrevimiento de analizar en dos pequeños puntos de vista los discursos extraídos por el escritor de este texto.
Esto con el ánimo de aportar otra visión de la realidad de nuestra frontera. Ya saben ustedes que a través del diálogo construimos y a través de las patadas hacemos lo contrario.
La izquierda y la derecha: Colombia, Cúcuta y el mundo.
Por lo que se observa en los discursos de las personas entrevistadas existe una distinción entre la política de "izquierda" y de "derecha", por lo que, al ser Colombia un país de "derecha", supuestamente tiene el deber constitucional de aplicar la "mano dura" a la "izquierda".
Desde mi punto de vista, este es un planteamiento muy fuerte por tres puntos:
- ¿Realmente existe política de "izquierda" y de "derecha"? Lo que se puede observar es que todo estos líderes políticos están cuidando imperios económicos, ya sean de "izquierda" o de "derecha", ¿será que más bien estas etiquetas son utilizadas para desviar la atención de lo verdaderamente importante?
- Hoy en día, no creo que en "posturas políticas", solo las entiendo como ideas que lideran a un pueblo con un fin económico. Pero, si existieran realmente estas "posturas políticas": ¿Por qué es necesario aplicar la "mano dura" para oprimir al otro? Ha sabiendas de esto, solo se reconfirmaría la infinita necesidad del ser humano de hacer daño a los demás y así es como vivimos en una sociedad que aplica los dobles mensajes para todo: "Hay que respetar al diferente, pero si piensa diferente debo oprimirlo". Ser de "derecha" o de "izquierda" en Colombia, básicamente significa ponerse una diana en la cabeza, ya que la "mano dura" se aplica de bando a bando.
- ¿Por qué no podemos respetar un punto de vista diferente? Al contrario de esto, tenemos que aplicar "la mano dura" con el otro y aquí, me refiero a la población "minoritaria": mujeres, indígenas, negritudes, estudiantes, lgtbi, etc. Lo interesante es que es legítimo aplicar la "mano fuerte" con los demás, pero cuando lo hacen con la persona que la aplica, eso si no se puede, eso está prohibido.
Cúcuta es una ciudad profundamente polarizada, cuyo tejido social se encuentra completamente destrozado por esta división "política" que si nos ponemos a reflexionar, ni siquiera es nuestra responsabilidad. Aquí quisiera mencionar que la división entre "derecha" e "izquierda" se refiere a Estados Unidos de América y Rusia. Y la pregunta aquí es: ¿por qué la política internacional llega hasta la puerta de nuestras casas, se mete a la fuerza y nos amenaza con que debemos seguirles?, ¿no somos un Estado independiente? Entiendo la importancia de las relaciones internacionales, porque no somos una isla, pero, entonces basta ya de mentiras, si somos un Estado más de cualquiera de estas potencias, debemos incorporarnos y "parar de sufrir"...
Duque y Maduro: derecha e izquierda
Es interesante ver cómo el mandatario colombiano defiende una postura de "derecha", mientras que el mandatario venezolano lo hace con una postura de "izquierda". Sin embargo, ni Duque, ni Maduro se acuerdan que Colombia y Venezuela son Estados sociales de derecho y por eso, viven en un profundo descontento intentando reformar la Constitución para hacerla a su gusto o más bien, el gusto de sus amigos con grandes imperios económicos. Duque intenta extraer lo social de la Constitución y Maduro, lo liberal, los dos tienen una sola finalidad, el motivo de su conducta no es otro que cuidar sus negocios.
No hay una izquierda o una derecha, eso es un espejismo. Solo hay una verdad y es que la naturaleza humana es egoísta y voraz con los demás, para eso sirve el Estado, pero cuando éste es tragado por una postura política, los demás no tienen derecho a hablar y aquí, surge la democracia y el derecho a participar sin miedo a ningún daño, ¡hasta los mismos imperios económicos tienen derecho a dialogar!
Finalmente, la postura del diario La Opinión es interesante, ya que, haciendo referencia a presentar al mandatario colombiano como "el salvador" de una frontera a la que poco visita y poco se refiere en la mayoría de sus discursos también se refiere al problema de los jóvenes.
Sí, jóvenes sin empleo, educación, vivienda, etc. Jóvenes que en muchas ocasiones recurren a las peores situaciones para ayudar a sus familias por la falta de oportunidades; jóvenes que huyen de sus propias vidas a través de las drogas porque la "mano dura" no hace efecto en ellos, sino el diálogo, el respeto y la comprensión. Y lo peor de todo, es que Cúcuta sufre el vaivén de dos poblaciones de jóvenes: la venezolana y la colombiana.
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No creo en la pintura de Duque, ni Maduro como salvadores de la situación social de nuestros países, creo en la reconciliación de un país dividido maquiavélicamente por sectores económicamente organizados, puede que no sean nacionales, tal vez sean internacionales. Pero lo cierto es que Cúcuta necesita volver brillar por ser una perla y no por la sangre de colombianos y venezolanos que mueren día tras día en la frontera, por la falta de educación, salud, vivienda, empleo, etc.
