Jesucristo, antes de la pasión y muerte, le dijo a sus discípulos: “No hablaré mucho más con vosotros; porque viene el príncipe (gobernante) de este mundo, y él no tiene nada en mí” (San Juan 14:30).
De acuerdo a lo anterior, ante la maldad comunista que le ha hecho tanto daño a la humanidad por los millones de crímenes que ha cometido durante su tenebrosa existencia, además de que en la actualidad es responsable de la propagación por el mundo del COVID-19, cuya culpa la tiene el partido comunista chino al no haber dado una alerta temprana, lo que demuestra el carácter diabólico del marxismo con sus diferentes etiquetas, al que nunca le ha interesado la vida de las personas, sino el poder, igual a la descripción que hace el evangelio en mención, en donde Satanás como gobernante de las tinieblas y dueño de la perversidad, tiene sus legiones oscurantistas con regímenes y partidos políticos marxistas que muchas veces se camuflan.
La Biblia, según el evangelio de San Lucas en el capítulo cuarto, acerca de la tentación de Jesús, nos narra: “y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiera la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo; Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás”. Indudablemente que el diablo le ofreció a Jesús todo el poder político de las naciones, pero el Maestro lo rechazó, lo que desde ese entonces enmarca al cristianismo como una doctrina libertaria, que jamás busca oprimir a los demás, así haya cometido errores en dos milenios de existencia, aunque al pasaje bíblico algunos lo tomen como una metáfora.
Es una paradoja pretender revolver, a la estafa del marxismo-leninismo con el cristianismo, porque la condición criminal y burocrática del comunismo totalitario es indiscutible, sin embargo desde hace más de 60 años siguiendo los lineamientos que en esa época dictaba el partido comunista de la URSS de acuerdo a la guerra fría, militantes de la teología de la liberación de manera torva buscan mezclar al cristianismo con el marxismo, lo que es un exabrupto, pues el cristianismo es libertario y el marxismo es totalitario.
Los comunistas, como lobos con piel de ovejas, en algunas oportunidades se aprovechan de la inocencia de los creyentes para inyectar la teología de liberación, recordando que el orate de Hugo Chávez era un cínico y oportunista, debido a que utilizaba la doctrina cristiana para hacerle proselitismo al engendro del socialismo del siglo XXI, que es la versión maquillada para región del marxismo-leninismo, y al igual que Chávez gobiernos matriculados en el comunismo totalitario de manera palurda han usado al cristianismo y uniéndolo con el marxismo para sus aviesos fines de violencia, estatismo y embrutecimiento.
La doctrina cristiana sin buscar objetivos políticos, ha sido compañera de las reivindicaciones en favor de los necesitados, como lo reconoce hasta Friedrich Engels en un folleto titulado La historia del cristianismo primitivo, pero sin buscar el poder, de ahí que cuando Jesucristo antes de ser crucificado le dice a Pilato: “Mi reino no es de este mundo”, no se refiere al más allá, sino a los sistemas políticos en los que ha vivido la humanidad, por eso se plantea la construcción del Reino de Dios y su justicia en la tierra como antítesis de la opresión, y no como lo entienden los comunistas totalitarios que siguen la teología de la liberación o el socialismo del siglo XXI, buscando montar dictaduras eternas fundamentadas en el bodrio del marxismo leninismo.
En el libro bíblico de Daniel, el profeta le dice a Nabucodonosor rey de Babilonia: “Su majestad es el más grande de todos los reyes, porque Dios te lo permite”, lo cual no significa que Dios estaba de acuerdo con las acciones de este gobernante tirano y pagano; de la misma manera como lo afirma el apóstol San Pablo “hay que someterse a las autoridades”, y eso es lógico. Pero sin olvidar que el marxismo leninismo cuando está manejando el Estado se convierte en una dictadura sanguinaria que aplasta a los pueblos y por ello hay rebeliones ciudadanas como las que ocurrieron antes de la caída del muro de Berlín y de la debacle de la URSS hace 31 años, o como ha sucedido en Venezuela en donde el régimen castrochavista o marxista leninista de Nicolás Maduro, comete un genocidio en contra de la población inerme, apoyado por la camarilla comunista cubana, lo que también ha provocado que existan 6 millones de refugiados venezolanos.
El cristianismo no tiene nada que ver con el marxismo, debido a que son como el agua y el aceite, advirtiendo, eso sí, que el esperpento comunista en su oportunismo de manera vulgar con la teología de la liberación trata de engañar a las personas despistadas, dado que el marxismo como padre del odio, la mentira y la violencia en su totalitarismo se vale de cualquier estratagema para esclavizar a las naciones.