Vivimos para sentirnos importantes, para dejar huella en algo o en alguien. Queremos alcanzar aquellas metas que nos proponemos, queremos tener la vida de nuestros sueños. Sin embargo, todo varía y todo cambia, a cada momento nuestra vida coge rumbos inesperados que a menudo los interpretamos de la peor manera. La vida es para todos aquellos que están dispuestos a enfrentarla y a hacer de ella lo mejor que pudo haber sido. Porque aunque a veces creamos que lo peor le pasa a uno, siempre habrá una persona que desearía tener el 1% de lo que uno tiene.
¿Cómo podemos vivir una vida plena y sentirnos importantes? ¿Qué hace falta para que este momento sea increíble?
Puede que hoy no todo lo tengamos, puede que estemos pasando uno de nuestros peores momentos, puede que algún sueño no se cumpla. En realidad, todo puede pasar. Así es la vida, incierta, imprescindible e inexplicable. No entendemos por qué pasan las cosas que pasan, solo en retrospectiva lograremos entender todo. Lo único que podemos hacer en este momento es definir nuestro destino, llenarnos de valor, mirarnos al espejo y convencernos a nosotros mismos de que este mal momento solo nos hará más fuerte. Ese es el poder humano, atrevido, determinado y lleno de valor. Se dice por ahí que lo que uno recibe es lo que necesita, el universo provee a cada quien lo necesario. El escritor británico James Allen lo tenía claro, no había fuerza más grande que el dominio propio: “Aquel que se ha conquistado a sí mismo, ha conquistado el Universo”. A pesar de todo, si logramos tener un dominio del ser, seremos capaces de sobrepasar cualquier situación y de convertir un mal momento en el impulso más grande.
Nuestro destino se define por nuestro carácter. Nuestro carácter se define por nuestros hábitos y pensamientos. Lo que el hombre piensa en secreto, eso sucede. Lo que el hombre ve en su entorno, es un espejo de su mundo interior. Cada persona está muy ansiosa por mejorar su vida pero se olvida de dar el primer paso, de mejorarse a sí mismo. Nuestro futuro es importante pero no está asegurado, nuestro presente es esencial y es todo lo que tenemos. Dejamos de ser hombres cuando empezamos a culpar, a quejarnos y a insultar a los demás. El famoso Sun Tzu, quién hizo el Arte de la Guerra, dijo: “El guerrero invencible no es aquel que ha ganado mil batallas, sino aquel que se ha vencido a sí mismo.” No hay mayor desafío que hacer brillar la luz que hay dentro de nosotros. Para una mente dominada todo le es posible.
Al fin y al cabo en la vida, la persona que gana no es la más fuerte ni la más ágil, es aquella que cree que puede a través del dominio propio. Tenemos dos opciones, ser víctimas o ser protagonistas y la decisión la tomamos nosotros. Domina tu vida y dominarás el mundo. Todo se puede, todo se logra. La vida es para los valientes, no para los cobardes. Pues ya qué, si no vas por todo a qué vas.