Recogiendo redes de pesca a la deriva y limpiando playas remotas, el velero Tortuga del capitán Franco Ospina se prepara para cumplir su más urgente misión: darle respiro al planeta recogiendo todo el plástico que lo ahoga. Su foco de acción: el Caribe Colombiano.
Una aventura de W Radio y Coca Cola Colombia con el apoyo de la Armada Nacional, la Fuerza Naval del Caribe y Acoplásticos recorrerá 3.500 millas de mar, desde Punta Gallinas hasta el golfo de Urabá, además de las islas del Rosario, y los archipiélagos de San Bernardo y San Andrés para recoger más de 150 toneladas de plástico.
El plástico recolectado lo subirán al velero Tortuga donde hará lo suyo una prensa que compacta hasta 40 kilos de plástico y los convierte en cubos. Así se entregará lo recogido en el mar para su disposición o transformación.
Ospina y sus marinos son buzos profesionales experimentados que serán pieza clave a la hora de hacer limpieza submarina.
El capitán Franco Ospina le ha dedicado su vida al mar, a descubrirlo, a recorrerlo y a respetarlo. Desde Santa Marta, donde vive, organizó la operación Tortuga que incluye largas jornadas de recorridos con su tripulación de buzos, muchos de ellos nativos, incluidos indígenas wayuu y jóvenes de la región.
Su objetivo era rescatar cuatro toneladas semanales de basura y sacarlas del mar. Pretenden liberar no solo las aguas, sino también la fauna, porque si algo puede resultar letal en el fondo del mar es el plástico y su consumo por parte de tortugas y peces. El proyecto, además de salvar la vida marina, pretende despertar conciencia e inspirar a que las personas no tiren los desechos al mar o a los ríos y disminuir la contaminación de las playas.
El trabajo más exigente es sacar el micro plástico de los lugares a donde llegan las corrientes de los ríos: las personas convierten las riberas en basureros de elementos cotidianos, y al final, todo termina en el mar. “En el parque Tayrona tenemos un par de bahías que recogen plástico. Todo el plástico que viene de la corriente de Panamá, que viene subiendo por la costa norte colombiana, se reúne ahí” explicó el capitán Franco Ospina. A este tipo de playas no hay acceso por otra vía que no sea marítima y por esto la importancia de veleros como el Tortuga que permiten su aproximación por agua.
El plástico que recogen es entregado a las grandes plantas de reciclaje que existen en el país para transformarlo y volverlo útil. Esto puede terminar convertido en elementos de infraestructura social como bancas para parques, rampas para acceso de sillas de ruedas, o juegos de niños.
Los seres humanos consumen al año, sin saberlo, más o menos la cantidad de plástico de la que está hecha una tarjeta de crédito. El plástico que se tira al mar se descompone en pequeñas partículas, ese “polvito” es del mismo tamaño que el plancton, el microorganismo inicial de la cadena alimenticia en el océano y las pequeñas especies marítimas lo ingieren como alimento, lo que termina llegando a algunos peces de consumo. Al final, los humanos terminan comiendo el pez y de paso, el plástico.
El problema no son solamente los océanos, dos de los afluentes más importantes de Colombia, el Amazonas y el Magdalena, están entre los veinte ríos más contaminados de plástico del planeta. La tarea es grande.
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