El cantante pastuso que descubrió a Claudia de Colombia

El cantante pastuso que descubrió a Claudia de Colombia

Un relato de cómo descubrieron el talento de la cantante Claudia de Colombia con la ayuda del músico colombiano Marcel

Por: Pablo Emilio Obando Acosta
febrero 03, 2020
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El cantante pastuso que descubrió a Claudia de Colombia

Marcel evoca que  “Cuando estábamos Don Guillermo y yo en el umbral de aquel viejo portón de Todelar, se aparecieron una señora yo diría como de unos 45 años y a lado de ella una preciosa colegiala de cabellera negra azabache que le daba hasta la cintura.
La señora se dirigió a  don Guillermo y le dijo: " Mire don Guillermo, le presento a mi niña se llama Gladys Caldas y en la Emisora Mariana, la semana pasada se ganó el concurso como la voz de oro”, a lo cual don Guillermo le dijo:  - "Bueno mi señora, a usted y a su linda niña las felicito, pero si han venido para que yo la escuche, deben volver el próximo Jueves, si ven ese pichirilo al frente, es mío y en él me voy a almorzar ya…".

Marcel recuerda que ante esta respuesta de don Guillermo “nota una pequeña lágrima en los ojos de esa preciosa muñeca.
La señora le dijo, "No por favor don Guillermo, yo no puedo traerla el próximo Jueves, quiero que me la escuche hoy, por favor”. Quien le pedía e insistía, era la mamá de Gladys Caldas, la famosamente conocida como Claudia de Colombia. Conmovido por el llanto, atraído por la belleza de la aspirante y alterado por los ruegos de esa señora, Marcel dijo en ese momento: “Don Guillermo, usted me escuchó a mí y, según mi reloj, fueron justo15 minutos que usted perdió de su tiempo que yo diría que usted los disfrutó, mire ésta linda muñeca, tengo la impresión, don Guillermo, de que estamos frente a un diamante en bruto. Escúchela por favor...”.  Y, ante la insistencia, don Guillermo no tuvo otra alternativa que escucharla: - "Este pastucito me ha vuelto a convencer", y pone como condición que sea Marcel quien la acompañe con su guitarra. Marcel no lo duda un instante y le susurra a la mamá de Gladys Caldas: “vamos, vamos antes de que se arrepienta don Guillermo…”.

-Le dije, "Gladicita, ¿qué canción quieres que te acompañe?".

Cogí una silla, me senté mientras Gladys Caldas prendía el micrófono y nerviosamente lo probaba.

Ella con una sonrisa angelical me dijo: "¿te sabes Ciudad Solitaria?"

- Claro que sí, le respondí. Ubicamos el tono y comenzó a cantar después de la orden que le había dado don Guillermo de que comenzara”. En esta parte de este nostálgico relato, Marcel respira, se detiene y en un tono casi que silencioso evoca lo que sucedió después de escuchar a Claudia de Colombia “Al comenzar a fluir de su dulce voz esa hermosa balada, tanto don Guillermo como yo quedamos sorprendidos…. Es más, el ambiente semioscuro del Radio Teatro me parecía que se iba iluminando con su fina y melodiosa tesitura…”. Al salir de la cabina, recuerda Marcel, que “don Guillermo y “Chiquillo”, el control de sonido, la abrazaron y la felicitaron, lo mismo hice yo dándole un sutil beso en su mejilla. Inmediatamente, don Guillermo se dirigió a la mamá de Gladys Caldas y le preguntó por el nombre de la niña. – Mire, hasta hace unos treinta minutos este jovencito que usted ve aquí y que acompañó a su hija con la guitarra se llamaba Max Ibarra, a partir de ese momento se lo conocerá como Marcel y proféticamente sentenció: “Su hija, a partir de hoy, y para que llegue muy lejos se llamará CLAUDIA.  Todos aplaudimos y fuimos saliendo del Radio teatro con una sonrisa que no se podía borrar de nuestro rostro…”.

La primera cadena de t.v.

Marcel nos comenta que sus “primeras canciones las grabó en SONOLUX en el año de 1967, fecha en la que la mayoría de cantantes juveniles presentan su renuncia al manager Luis Betancourt por la sencilla razón de que nunca les pagaron un solo peso por los shows en vivo o por nuestras presentaciones por toda Colombia con los Dangers Twist.  Los teatros en cada ciudad se llenaban a reventar lo mismo que los estadios o los clubs de leones…”.  Y Marcel es enfático en señalar que “La verdad sea dicha, nos explotaron…”.

Marcel cantó, grabó y encantó. Se convirtió en uno de los ídolos juveniles de la década del 60, dejando sus huellas en el recuerdo de cientos y miles de quinceañeros y cocacolos que tuvieron la grandiosa oportunidad de vivir y disfrutar aquella época maravillosa e inolvidable.

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