Domingo Chalá recogió con una pala a 119 personas asesinadas en la iglesia San Pablo Apóstol de Bojayá luego de que un cilindro bomba lanzado por el Frente 58 de las FARC explotara el 2 de mayo de 2002. Mientras su corazón se achicaba y sus ojos lloraban, los guerrilleros le gritaban que “las recogiera rápido o si no prendían candela porque no querían que las Fuerzas Militares fueran a encontrar la forma como las personas quedaron desbaratadas”.
Luego de tres días, Chalá confrontó a la guerrilla. Arriesgó su vida por el dolor de los habitantes de Bojayá. Y así, con el corazón encogido y la inspiración de lo que ha vivido, compone sus canciones, como ‘2 de mayo’, que narra una de las masacres más aterradoras que dejó la disputa entre las FARC y los paramilitares:
Domingo no necesita un cuaderno y un lápiz para aprenderse sus canciones. Sabe leer pero no escribir y mientras está haciendo sus labores cotidianas --limpiar una mata de plátano o un palo de yuca-- va componiendo y guardando en la cabeza. A sus 65 años recuerda que cuando estaba muchacho, disfrutaba de los paisajes chocoanos; de ver las lanchas que navegaban el río Atrato desde Cartagena hasta Quibdó. ‘Estas cosas lindas’, como dice su canción, pero que “la maldita violencia acabó”: