El candidato Rodolfo Hernández no existe
Opinión

El candidato Rodolfo Hernández no existe

Se votó por un fantasma o un eslogan que respondía al deseo y a la necesidad de los ciudadanos de expresar su inconformismo, sin elementos para gobernar

Por:
junio 01, 2022
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Si se pensara realmente en un candidato que tuviera vocación de llegar a la presidencia para gobernar un país, nadie habría votado por quien no tiene ninguna trayectoria previa, quien no aparece en los tiempos de campaña sino los pasa de vacaciones fuera del país, quien no se manifiesta ni hace presencia ni siquiera en forma de mensajes o comunicados para hacerse conocer del electorado; quien no asiste a los debates donde se explican las propuestas de gobierno ni muestra a los votantes las diferencias con los otros aspirantes ya sean de personalidad o de programas; que fuera de un eslogan, no tiene ninguna propuesta programática ni por ello ninguna explicación de cuáles medidas propondría o con quė medios las adelantaría; que no presenta ningún equipo que lo acompañe, ni se sabe quiénes serían sus posibles asesores,  ni  si los tiene; sin nadie como miembro del Congreso para liderar un proyecto de Ley quedando cualquier proyecto en manos de quien él cuestiona; y cuya eventual elección depende 100 x 100 % de las personas a quienes descalifica y ataca,  En fin, que no tiene ninguno de los elementos que se requieren para gobernar en caso de llegar al cargo de presidente.

Se votó por un fantasma o un eslogan que respondía al deseo y a la necesidad de los ciudadanos de expresar su inconformismo y su exasperación con la situación de corrupción del país y con la clase política que la ha gobernado. No se votó por una posibilidad de gobierno sino contra un estado de cosas que había rebozado la copa del aguante del país.

Porque unos votos contra “los corruptos y la politiquería” no le llegarían a un candidato real cuando en su corto pasaje como funcionario público fue suspendido tres veces por la Procuraduría por actos indebidos en el ejercicio del cargo; ni se votaría por quien es indiciado como delincuente -no solo acusado e investigado- ante la justicia; ni por quien a falta de argumentos acaba acudiendo a la violencia, abofeteando a sus contradictores.

Y la paradoja es que ahora no solo él depende de que sean quienes él cuestiona y ataca los que aspira que voten por él, sino que se convirtió en la esperanza para quienes tendrían todas esas razones para no confiarle nada a esa persona. La última esperanza del continuismo acaba siendo quien proclamaba su rechazo, y la única expectativa de quien proclama el cambio es que lo mantengan quienes representan el statu quo.

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La estrategia electoral será concretar la no existencia del candidato Hernández y convertir la segunda vuelta en un plebiscito a favor o en contra de que Petro suba al poder

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Y así la única posible o más probable estrategia electoral será la de concretar la no existencia del candidato Hernández y convertir la segunda vuelta electoral en un plebiscito donde el voto sea únicamente a favor o en contra de que Petro suba al poder.

No contra de los programas de Petro que no podrán ser analizados puesto que, al no presentar ninguno el candidato-slogan, no será alrededor de estos el tema de debate o de campaña. Habiendo solo un candidato real la votación girará alrededor de si se le acepta o no. Y a falta de propuestas programáticas diferentes, las del candidato que si existe se convertirán en el centro de ataques, tanto legítimos por rechazo a ellos, como tramposos -como se ha visto hasta ahora- atribuyéndoles características, intenciones y expectativas que no coinciden con ellas.

La declaración de quien fuera el candidato de todos los partidos políticos y quien encarnaba la defensa del continuismo muestra que la estrategia será montar ese plebiscito alrededor de si se acepta o no que la persona de Petro suba a la Presidencia. Por eso el argumento más generalizado es que “es una mala persona”. La respuesta lógica sería volverlo un plebiscito por o contra el cambio. Por ambos lados debería perder peso la estructura de partidos (que de todas maneras poco existe), y sería aún contraproducente acudir a las declaraciones de apoyo de los jefes de las colectividades, puesto que el gran mensaje de la primera vuelta fue el de ¡¡cambio!!, el del rechazo a ellos por parte de quienes escogieron lo que quedó como las dos candidaturas.

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