Me parece que el ELN se siente mal con el tema de “la paz total”. No acepta ser tratado como parte de un conglomerado de “grupos armados” y exigirá un tratamiento único y distinto, algo como el tratamiento que lograron las Farc. Es una decisión para ellos legítima y de seguro honorable, con la que quieren honrar su historia. Más aún, en el comunicado reciente “ignoran” expresamente la paz total y al resto de insurgencias e intentan reclamarse voceros de toda la sociedad (9 de enero de 2023). Ese es un camino culebrero, a mi entender.
Las negociaciones de paz actuales se dan cuando ya el país se ha embarcado en una transición política e institucional lograda por el triunfo electoral del Pacto Histórico y no por la lucha armada del ELN. Fue un resultado más complejo que el ELN se empeña en minimizar. Quiere darle trato al actual Gobierno de “enemigo histórico” y eso es lo culebrero.
A mi entender, el ELN o se involucra críticamente en el proceso nacional en marcha o se aísla plenamente del mismo y eso tendría consecuencias desastrosas para todos. La dinámica histórica cambió y no puede empeñarse en cerrar los ojos. Lo de fondo es cuestionarse la vigencia de la lucha armada hoy o sumarse a la lucha de masas en el marco de una institucionalidad en transición.
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Lo culebrero es quedarse en la forma para empantanar una transición histórica en marcha
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Lo culebrero es quedarse en la forma para empantanar una transición histórica en marcha. Ahí está el ejemplo de Brasil, entre otros. Un golpe de Estado en Colombia hoy le daría “la razón” al ELN, pero el tema no es el infantilismo de un debate académico sino la razón de la vida, de salvar vidas con decisiones posibles hoy. De nada sirve tener la razón académica formal, si de lo que se trata es de construir un proceso histórico por el que tanto hemos luchado, desde diferentes ámbitos, los colombianos de izquierda y los progresistas de siempre. Lo digo con respeto y con esperanza.
