Soy colombiana y desde hace algunos años he escuchado acerca de la discriminación que sufren las personas de la comunidad LGBTI, que sus derechos no son reconocidos y más bien son vulnerados. Algunos dirán que es por la falta de cultura y le echan la culpa a que somos un país de tercer mundo, pero la realidad es que en países que son considerados desarrollados como los que integran la Unión Europea, también se viven esta misma situación.
Muchos habitantes de la Unión Europea son víctimas de persecución por su identificación de género u orientación sexual, por lo que tienen que recurrir a pedir asilo en algún país que tenga legislaciones que los protejan. Además de esto, el procedimiento para realizarse una rectificación de sexo es muy complicada, al igual que el reconocimiento jurídico y la no discriminación. Esto no es otra muestra de que los países desarrollados no están muy lejos de la realidad que se vive en Colombia y en los países vecinos con respecto a la comunidad LGBTI.
Pero el 9 de junio de 2015 el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, y el ministro de Justicia, Yesid Reyes, firmaron un decreto en donde se aprueba que las personas transgénero ya pueden hacer el cambio de sexo en su cédula con un trámite ágil y simple en cualquier notaria.
Ya no es necesario un examen corporal, tampoco será necesario hacer un examen psiquiátrico para determinar si es verdad que la persona no se siente conforme con el cuerpo o la identidad con la que nació, requisitos que los jueces exigían para hacer el cambio de sexo en la cédula, y esto no indicaba que el trámite pudiera ser realizado.
Creo que la importancia de este decreto no es la agilidad y la simpleza de realizar el trámite, la verdadera relevancia está en que las personas ya no tienen que someterse a cirugías estéticas de cambio de sexo y más aún ya no tiene que ser sometidas a la vergüenza de tener que ir a un “especialista” y que este haga un informe en el que indique que la identidad sexual de la persona no corresponde a su cuerpo.
Ahora puedo decir que la realidad de los colombianos que no están satisfechos con el cuerpo con el que nacieron es muy similar a los ciudadanos de los países europeos que dan asilo a la comunidad LGBT, gracias a esta nueva adecuación en el sistema que corresponde con la realidad de muchos colombianos, reconociéndolos públicamente y jurídicamente como en realidad se sienten.
