Todas las especulaciones que se tejían de llegar Petro a la Presidencia quedaron en eso: especulaciones. Hay tranquilidad total en todo el país y, por el contrario, la gente se siente muy esperanzada porque sea un buen gobierno. Ya todas las mentiras y los ataques rastreros deben quedar atrás. Ahora es el momento de que todos seamos gobierno mediante los mecanismos de participación popular. Se debe implementar nuevas fórmulas para escoger a quienes van participar en las elecciones locales y regionales.
Sabemos que hay unos políticos por profesión que buscan la manera de adueñarse del poder popular, ellos deben entender que este triunfo no les pertenece a unos pocos oportunistas. Este trabajo se hizo en colectivo, y, por ello, no hay derecho que quienes no hicieron el mínimo esfuerzo por el triunfo del Pacto histórico, ahora vengan a asomar sus narices.
Es más, veo que hay personajes que formaban parte de la contra campaña y ahora se muestran como parte del triunfo. Bien dicen que de los fracasos nadie quiere reconocer su paternidad, pero de los triunfos todos quieren ser padres.
En varios municipios ya se empieza a escuchar quejas de que el alcalde y concejales, elegidos por partidos tradicionales, ahora son parte del gran cambio. El oportunismo está saltando a flor de piel. Aquí no tenemos la fórmula precisa para dar una solución a lo que se veía venir después del triunfo de Gustavo Petro y Francia Márquez. Ahora todos son Pacto Histórico, hasta los más recalcitrantes que, en otra oportunidad, tildaron de la peor manera a Petro. Los hay en todas la instancias y niveles; unos vinculados a partidos o instancias gubernamentales, pero ahora se silenciaron.
Desde esta columna invito a quienes apoyaron a Gustavo Petro y Francia Márquez o no lo hicieron, a actuar con toda la sensatez. Lo primero que hay que hacer es desenmascarar a los oportunistas; para ello es necesario organizarse en juntas de barrios, veredas, municipios para implementar estrategias para apoyar al gobierno popular.
Promover foros, espacios de análisis, estudio del plan de desarrollo que va a implementar el nuevo gobierno; evitar al máximo las fricciones. Cualquier discusión malsana puede conducir al fraccionamiento del movimiento.
Pero claro, como ya se vio, hay diversas tendencias originadas de los partidos alternativos y los tradicionales. Eso no impedirá la unidad. El gobierno liderado por Gustavo Petro está adelantando diálogos con todos los sectores y partidos y conociendo su gran capacidad persuasiva, ha empezado a obtener muchos éxitos que otrora eran impensables.
Por encima de todo está gestar un Acuerdo Nacional, como lo viene planteando el presidente electo, basado en los argumentos que en su tiempo plasmaría Álvaro Gómez Hurtado: “un acuerdo sobre lo fundamental”, consistente en que se debería buscar la manera de evitar la violencia; que el país se pudiera dedicar a un debate ideológico en el que no fueran los cargos burocráticos el objetivo fundamental. Propugnó siempre por el desarrollo de la nación, la universalidad de la educación y la defensa de la ley y la familia.
Es por ello que ya es tiempo de abandonar viejos sectarismos que nos permita avanzar en equidad, tomando en cuenta que se debe incluir a las minorías étnicas, a la mujer, a las orientaciones sexuales diversas. Pero para ello es necesario abrir espacios de debate público, donde se analice la problemática regional, nacional y latinoamericana. Solo con base en estos foros podemos avanzar.
De otra manera es estar sometidos a los mandados de los caciques políticos, donde ellos mandan y los demás obedecen. Esta vez todos tenemos la opción de participar en la política electoral. El dinero proveniente de las mafias para comprar conciencias debe ser sustituido por la argumentación. La desviación del presupuesto para fines sociales tiene que acabar. Ahora estamos en el tiempo en que todos somos gobierno y garantes de la transparencia y la eficiencia en la ejecución de los recursos públicos.
Ha llegado el tiempo del cambio, se empieza a construir una sociedad del conocimiento, y para ello se prioriza la educación como el mayor patrimonio que contribuye para que avancemos como sociedad. Ya lo decía Gustavo Petro: se va a construir una sociedad capitalista, que nos permita salir del feudalismo en que nos tienen sometidos los latifundistas y dueños la riqueza que no permiten que el pobre llegue a tener su propia empresa. La tenencia de la tierra se convirtió en una forma de poder. Es por ello, que se debe democratizar el latifundio improductivo para producir comida y facilitar el emprendimiento entre los más pobres. Estamos en el gobierno del cambio.