Lo suyo no era un problema solo de imagen. Ensayaba con el acordeón y se cansaba. El sobrepeso ya no lo dejaba tocar bien. Con tan solo 42 años ya tenía problemas de salud que a futuro le pasarían cuenta de cobro. Los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre estaban disparados.
El vallenato y la buena mesa van de la mano. La delicias típicas del César y la Guajira como el chivo asado o la gallina criolla son pan de cada día. Zuleta, como buen urumitero, está acostumbrado a comer grandes cantidades. No en vano otros artistas como Silvestre Dangond, Martín Elías, Giancarlo Centeno o Juancho de la Espriella se operaron como última alternativa para acabar con el sobrepeso de manera definitiva. Fue este último quien le dio la idea a Iván Zuleta. De la Espriella, que daba testimonio de las bondades de la cirugía de manga gástrica, le contó sobre la efectividad de la misma. Una semana después de haber hablado con Juancho, Iván Zuleta ya estaba en el quirófano. Con la plena convicción de dejar la obesidad atrás viajó a Bogotá a hacerse la cirugía de manga gástrica.
Sin embargo, hubo un imprevisto que ni él ni los médicos se esperaban. Las primeras semanas después de haberse hecho la cirugía empezó a tener problemas con la comida. Vomitaba todo lo que comía. Una endoscopia reveló que producía un exceso de reflujo, lo cual inflamó su estómago y redujo el espacio. Por lo tanto, podía comer menos de lo que se esperaba. El resultado fue un bajón de peso más allá de lo que debía bajar. Así fue como en tan solo siete meses pasó de pesar 83 kilos a los 52 que actualmente tiene. Las críticas en sus redes sociales no se hicieron esperar. El repentino cambio físico causó chismes, críticas, burlas y toda clase de comentarios. Los seguidores no entienden que después de una cirugía como la que él se hizo, estos cambios de peso son normales. Los médicos dicen que con el paso del tiempo se estabilizará y aumentará algunos kilos, pero sin regresar al sobrepeso que lo llevó a operarse.
A Iván Zuleta lo único que le importa es que se siente mejor. Lo que digan de su cambio lo tiene sin cuidado. Él sabía que al igual que todos sus colegas que han pasado por la misma cirugía, iba a despertar las mismas habladurías. No es ni el primer ni el último vallenatero que se convierte en noticia por su cambio de peso. Ahora puede soportar horas enteras montado en una tarima tocando el acordeón sin sentirse cansado. Tiene energía suficiente para lanzarse al agua con La Tropa de Iván Zuleta, un proyecto musical que emprendió para dar a conocer nuevos talentos vallenatos. El acordeonero ahora tiene su propia agrupación que cuenta con el también acordeonero Harold Martínez y el cantante Carlos Mario Castro.
Ivan Zuleta cambió radicalmente sus hábitos. Ahora solo come pequeñas porciones pero puede comer hasta ocho veces al día. No descuida el ejercicio y también modera sus delicias típicas. El chivo asado y la gallina criolla son platos ocasionales. Cada vez que en redes sociales ve comentarios necios, los ignora. Después de todo, sabe que el haber dejado su obesidad atrás fue la mejor decisión que pudo haber tomado.
