Existe entre nosotros la tendencia a debatir sin precisar qué es lo que se debate; y en política eso se manifiesta en la tendencia a hacer la oposición sin concretar el contenido a lo cual se opone. Así ha sucedido respecto a la reforma a la salud.
Por un lado, como se controvirtió sobre toda clase de especulaciones abundan los argumentos sin relevancia para lo finalmente propuesto. Como además no se concretaron unas propuestas para ser sustentadas (esa era el ataque central) lo que quedó sobre el tapete fue el debate alrededor de lo que la a oposición esgrimía como supuestos en lo que se iba a llevar al Congreso. Lo que acabó como proyecto apenas empieza a conocerse y faltan aún todo lo que se adicionará o recortará en el trámite legislativo.
Concretando los puntos de cuestionamiento algunos son simplemente artificiosos: decir que la salud pública ha mejorado en los últimos treinta años (desde que se montó el sistema actual), es obvio pues así pasa con la educación, los servicios públicos, las carreteras, etc. ¡Solo faltaría que no fuera así! Y el aducir que la experiencia del Instituto de Seguros Sociales hace prever que reinará la corrupción es como si en el caso del marido engañado por su mujer la solución propuesta más allá de vender el sofá sería decidir no volver nunca a comprar uno. Además de especulativo, sería errado puesto que asume que la ‘corrupción’ es una característica exclusiva de los funcionarios públicos cuando la experiencia muestra que la participación del sector privado es la mayor y la que organiza, paga las comisiones o sobornos, y recibe en últimas los beneficios (Odebrecht, miembros de carteles, contratos, etc).
¿Cuáles son los puntos centrales respecto a los cuales no hay controversia?
- La capacidad y la operatividad del aseguramiento (oferta de servicios) es mal que bien satisfactorio (mejor que países similares y calificado así por la OMSLos recursos destinados al sector salud se han multiplicado hasta encontrarse en un rango comparable al de los países que tienen buen cubrimiento.
- Las zonas marginales del país no están cubiertas.
- Hay deficiencia en la cantidad de profesionales.
¿Cuáles son las razones para la reforma?
- Dos debates: uno ideológico sobre el modelo y las razones para escoger uno u otro sistema. Y otro sobre el contenido, o sea la existencia de una crisis y la operatividad de lo que se propone como solución.
- En cuanto a la primera, la oposición omite o desconoce que, exceptuando los Estados Unidos, prácticamente en todos los países desarrollados el sistema de salud es cubierto directamente por el Estado. No es ni revolucionario ni ‘comunista’ el propender porque esa responsabilidad no quede condicionada a los vaivenes del mercado y no la asuman las empresas privadas. Y el principio de atención a nivel primario o básico es reconocido como más eficiente en términos de salud para el ciudadano y en términos económicos para el sistema.
- En cuanto a lo segundo la crisis aparece a pesar de existir tanto los recursos físicos como económicos, porque se trata de la crisis financiera. Las EPS se quiebran, las IPS están en peligro por las deudas millonarias de la EPS, y el costo por los servicios es más alto que en otros países. La participación de las EPS es solo la de intermediarios que cobran una comisión -es decir, se genera un recargo o sobrecosto; los trámites a su turno incluyen demoras y algunas incertidumbres (en especial los ‘No POS’ y las enfermedades catastróficas) que se convierten para las IPS en un costo-riesgo que obliga subir las tarifas.
¿Cuáles son los reparos reales?
- El jurídico, sobre si debe ser una reforma legal o estatutaria. Esa la resuelve la Corte Constitucional
- El financiero sobre el impacto y la viabilidad de cubrir los gastos que implica. Al respecto se asume que requiere recursos adicionales pero que como sistema preventivo también hay ahorros. Corresponde al Ministerio de Hacienda pronunciarse al respecto.
- La de lo que significa el ‘empadronamiento’ al quedar en manos del ‘Gran Hermano’ la información de todos y cada uno de los pobladores.
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Las EPS cambian de nombre a ‘Entidades Gestoras de Salud y Vida – EGVIS’ y asumen el papel de auditoría
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Al momento de enviar este artículo se conoce la propuesta de los tres partidos. Parece despejarse el panorama: desaparece la función de intermediación financiera de los privados; las EPS cambian de nombre a ‘Entidades Gestoras de Salud y Vida – EGVIS’ y asumen el papel de auditoría y ‘Puerta de entrada’ al sistema (no hay empadronamiento sino libertad de escogencia); y se prioriza la atención regional y primaria “por encima de las condiciones de Mercado”, y por fuera del poder de las autoridades políticas regionales.