Desde mediados de 2019 los contadores vivimos un sufrimiento diario, permanente, que está acabando con la salud mental de todos, pues tenemos que dedicar horas y horas pegados al computador tratando de subir una declaración, de firmarla, de presentarla de pagarla, etc.
¿Quién responde por la salud de los contadores? ¿Quién les paga las horas perdidas y trasnochadas tratando de cumplir las fechas?
Y no es que dejemos todo para última hora, es que casi todos los días es el mismo problema: parece ser que el Muisca ya no es suficiente. Con la entrada de la facturación electrónica, el número de usuarios trabajando al mismo tiempo colapsa el sistema y eso que no han ingresado todos los contribuyentes.
Lo peor del caso es que cuando esto sucede la respuesta del chat, del Twitter y demás medios es "borre historial", "verifique que su computador está apto", "intente más tarde". Sin embargo, nadie, absolutamente nadie, se ha preocupado por buscar una solución de raíz a este problema.
Y, para colmo de males, se demoran demasiado para declarar contingencia. El calvario sigue porque para poder evitar la multa bajo la contingencia toca hacer otro proceso en la página que está colapsada: más trabajo, más tiempo en este proceso, más desgaste y más estrés.
¿Hasta cuándo, señores de la Dian? ¿Quién tiene compasión con los contadores? ¿Quién nos responde por nuestro tiempo perdido? ¿Quién siente compasión por las multas que hasta nos toca pagar cuando los jefes no entienden de esta situación porque no les toca sufrirla?
¡Señores de la Dian, hagan algo por favor!