A las 2:00 a.m., el 27 de marzo del año 2017, en el municipio de Bello Antioquia, la joven Luz no soportaba los dolores en su vientre y por la hora no se atrevía a despertar a nadie. “Seguramente es un dolor pasajero”, pensaba.
Tras este dolor sintió que se le salía un cordón por su parte íntima y sin pensarlo se lo volvió a meter. En medio de la angustia, y sin tregua, despertó a su madre, la cual le dijo: “Mija, usted ya rompió fuente”.
Salieron de la casa a las 2:30 a.m. Sin embargo, antes de partir, tocaron la puerta de un familiar que vivía al frente para pedirle dinero prestado para el taxi. Al no haber respuesta le rogaron a un taxista que los llevara al Hospital Marco Fidel Suárez por $2000, que era lo único que tenían. El taxista accedió y a eso de las 2:40 a.m. llegaron a urgencias.
Con los pies entreabiertos, cojeando y con la ayuda de su madre trató de ingresar al Hospital, pero la respuesta del vigilante de turno fue contundente: “que pena señorita, pero aquí no hay ginecología, si quiere espere a ver si la remiten a Medellín”.
“¿Cómo vamos a esperar?”, se dijeron mamá e hija, ya no hay tiempo. Por eso, emprendieron una caminata tortuosa hacia el Hospital Rosalpi. Dicho recorrido a paso rápido duró 30 minutos: la madre caminaba adelantada por la angustia y no quedaron rastros de sangre en el camino porque la joven se había puesto un trapo en sus genitales; pero eso no impedía que se fuera desangrando en el camino. Ella sentía cómo bajaba la sangre.
Ya estando en el Hospital Rosalpi le hicieron un chequeo general, entre ellos el tacto, donde la mano del médico quedó toda ensangrentada. El trapo que le habían retirado parecía como espuma. Ella había perdido mucha sangre.
La vida de la joven y el bebé estaban en riesgo, a pesar de que los signos vitales de la criatura estaban activos (unas veces eran rápidos y otras eran lentos). Así que teniendo en cuenta el riesgo de este embarazo de 6 meses y sabiendo que el bebe venía de nalgas, la trasladaron en ambulancia al Hospital San Vicente Fundación de Medellín.
En el camino, la mascarilla de oxígeno hacía sentir la sensación de esperanza, que todo iba a salir bien… Siendo las 4:00 a.m. llegaron al Hospital en Medellín y los próximos minutos fueron eternos. La joven fue interrogada durante 20 minutos para llenar los documentos requeridos para su atención, entre consciente e inconsciente respondía las preguntas una por una, para luego pasar a una sala donde le hicieron una ecografía.
Luego, la enfermera llamó a la madre de la joven, que estaba con las piernas abiertas y le dijo: “vea cómo tiene eso”. Mientras tanto, en el parto a la joven le decían “puje, puje”, pero se le hacía imposible, hasta que en un momento sacó fuerza de donde no tenía y pujó tan fuerte como pudo.
Minutos después nació el bebé. Ella preguntó “¿está vivo?” y le dijeron “no”. Inmediatamente se llevaron el bebé y ella quedó en estado de shock, no pudo pensar nada.
Al otro día le informaron que si quería cremar al bebé debía disponer de 3 millones de pesos, que efectivamente se lograron conseguir por medio de un familiar que los donó. La otra opción era gratis, dejarlo en el hospital… no sabe más.
El 29 de marzo fue la velación, duró 20 minutos y todo era confuso. La mente no salía del shock y vendía la ilusión de que todo era mentira. Las próximas 4 semanas fueron de llanto inconsolable en la casa.
Hoy, un año después, la joven prefiere no hablar del tema, decidió ocultar su identidad, pero estuvo de acuerdo que su historia fuera conocida. “Ojalá muchos la conozcan, para así lograr que se tomen medidas para que a nadie le pase esto”.
Actualmente, ella está terminando el bachillerato en Medellín y tiene el anhelo de tener un buen trabajo, para poder darle todo a su próximo hijo, eso sí, cuando Dios se lo permita…