El gran dilema en la estrategia para combatir en Siria a las milicias yihadistas del Estado Islámico fue cómo conformar una coalición Estados Unidos, la Unión Europea y los países sunitas del Medio Oriente con Arabia Saudita, una monarquía que durante décadas armó, entrenó y financió la expansión de los grupos fundamentalistas sunitas que originaron el surgimiento del Estado Islámico.
La estrategia de Arabia Saudita para expandir su poder y su influencia en el mundo islámico ha sido la de apoyar grupos extremistas sunitas en todos los países del Arco del Islám para enfrentar el expansionismo chiíta de la teocracia de Irán.
Su régimen está gobernado por una realeza que predica el islám Wahabí Salafi, el mismo que profesan los yihadistas del Estado Islámico. Grupo fundamentalista que se sacudió de su tutela política y económica y se ha convertido una amenaza para la propia supervivencia de la monarquía de Riad, en virtud de que su objetivo es tener el control de los dos principales sitios sagrados del islam: La Meca y Medina, localizados en territorio saudita.
Es por eso que el régimen Saudita pidió insistentemente la intervención de Estados Unidos y de la OTAN en la guerra siria para combatir a su propio engendro diabólico. Un grupo yihadista que desarrolla una carnicería humana brutal en Siria e Irak y una serie de atentados que han cobrado la vida de miles de personas en Turquía, Jordania, Kuwait y otros países del Medio Oriente.
Sus milicias no solo tiene en aprietos a los tambaleantes y fragmentados gobiernos de Irak y Siria, sino a todo el Medio Oriente con sus crímenes y decapitaciones atroces y, desde luego, con sus pretensiones de crear un gran califato del terror, que acabe con las monarquías de los poderes hereditarios, se rompan las fronteras de los Estados surgidos en el siglo XX, independientemente que sean de mayorías sunitas o chiitas.
Por eso Estados Unidos y las potencias de la UE, coinciden con Rusia, en combatir al Estado Islámico, porque representa una amenaza para los gobiernos despóticos de la región y para sus intereses estratégicos en el Medio Oriente, Asia Central y África. Todas las potencias quieren parte de la torta de los intereses estratégicos que están en disputas. Es claro que EI representa un peligro para la estabilidad política de las monarquías debido a que controla territorios estratégicos en Irak y Siria que poseen grandes reservas de petróleo y gas, y además en aquellos territorios controla la industria petrolera.
La intervención de la coalición de Estados Unidos, la UE y Arabia Saudita Jordania, Emirato Árabes Unidos, Qatar, Bahréin, Egipto, Irak, Líbano, Kuwait y Turquía, entre otros, para combatir al EI, muestra más fracasos que avances, porque su estrategia no ha obtenido los resultados esperados debido a que cada país que interviene en la guerra tiene sus propios intereses, los cuales se mueven al vaivén de las intensidades de las confrontaciones.
Hace poco, presidente Obama, admitió que la estrategia de la coalición que lidera su gobierno para combatir en Siria al EI no ha sido eficaz. Tampoco se va a lograr con la entrada en escena Rusia. Es evidente que la intervención de Rusia en la guerra en Siria no es para desmantelar al EI, sino a fortalecer la régimen de Bashar al-Assad y asegurar sus intereses estratégico, combatiendo a los grupos rebeldes de la oposición que respaldan estadounidenses y europeos. Además los rusos miran con recelos a las monarquías sunitas por el respaldo que le han dado a los movimientos separatistas sunitas en la Federación Rusa.
La mayoría de los países de la UE consideran que el régimen sirio no debe formar parte de las estrategias contra el EI. En cambio, Alemania y España sí la respaldan. Entre tanto, la posición de Inglaterra y Francia es que si el régimen sirio hace parte de la coalición, es inminente que los grupos rebeldes sunitas se unan al EI por sus afinidades religiosas y el caos será mayor en el Medio Oriente. La otra encrucijada que tienen algunos gobiernos de países de mayoría sunita es que internamente tiene oposiciones radicales por atacar al EI, debido a que sus milicias son sunitas.
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