Casi un guión de película narró el caleño John Jairo Guzmán, en el consulado de Colombia en México. Allí, entre lagrimas, relató cómo había sido secuestrado por un grupo de hombres disfrazados de policías quienes lo mantuvieron en cautiverio por 57 días. Entre los conmovidos por la narración de los hechos también se encontraban funcionarios de la Procuraduría y de la Fiscalía Especial Antisecuestro para Víctimas de México, quienes dieron el aval para que en tiempo record las autoridades colombianas lo repatriaran a Colombia.
Sin embargo, en el transcurso de las investigaciones de este hecho, las autoridades mexicanas se encontraron con varios detalles que revelaban cierto pasado dudoso y trabajo que venía realizando el colombiano en ese país. Entre sus pertenencias encontraron fotografías de un cartel de hombres pertenecientes a la banda Los Rastrojos, fotos suyas de armas, fajos de billetes, recortes de periódicos con información relacionada con narcotráfico y varias imágenes posando en vehículos de alta gama.
Así mismo, comparando las dos indagatorias que se le realizaron en el consulado de Colombia en el Distrito Federal, se supo que tenían varias contradicciones, e incluso que había confesado haber cometido algunos delitos en el transcurso de su vida.