Alberto Rivera Giraldo, un comerciante oriundo de Aguadas-Caldas, emigró a Medellín para trabajar como comercial en una empresa de textiles. Viajaba por diversos pueblos y regiones del país ofreciendo los productos y fue así como conoció a Lucía, quien vivía en el Eje Cafetero y se convirtió en su novia. Para estar más cerca de ella, pidió que le abrieran la zona de Caldas y en esas correrías, un comerciante le enseñó lo que se convertiría en la clave de su negocio: un nuevo modelo de pantalón masculino que lo inspiró para crear su propio diseño.
Se devolvió a la capital paisa y confeccionó por sí mismo el pantalón con algunas mejoras y lo empezó a ofrecer bajo la marca Parliament. El diseño se vendió como pan caliente. Sin embargo, años más tarde, le llegó una demanda de la Philip Morris por usar el mismo nombre que tenían en aquella época unos cigarrillos. Preocupado de perder su clientela, Don Alberto conversó el tema con un amigo cercano, quien lo asesoró y le dijo que le añadiera la palabra Stop Jeans.
Luego de esto, inquieto por abarcar las necesidades del mercado, se puso a estudiar al consumidor y la forma cómo compraban. Así, decidió abandonar la confección de jeans masculinos para apostar solamente a satisfacer la categoría femenina. Una nueva era de la marca había nacido. Dentro de las estrategias del negocio, Rivera priorizó la idea de que los jeans debían moldear el cuerpo de la mujer colombiana buscando empoderarla y hacerla sentir segura de sí misma.
Con esas premisas entre manos, Don Alberto empezó a confeccionar jeans para mujer y en 1975 abrió la primera tienda en el centro de Medellín. Más tarde, una segunda en Pereira en donde comenzó la expansión de la marca hacia otros municipios aledaños. Las tiendas, los diseños y los empleados comenzaron a reflejar los principios de su fundador, entre ellos, el de hacer primero clientes que ventas, así como de no ser los más grandes, pero sí los mejores.
De esta forma, se empezó a concebir algunos de los jeans que se convertirían en hitos en Colombia. Así fueron llegando a la marca el descaderado (quienes fueron los pioneros en crearlo), el lipojean, el vaquero, el reductor, el escultor que es uno de los estilos más vendidos y el afamado levantacola, el cual nace de un estudio de moldería que propuso Don Alberto, en el que se analizó cómo mejorar la construcción de los jeans para destacar los atributos de la mujer. El diseño que tiene tres pinzas en la parte posterior no solo da el efecto de tener una cola perfecta, sino que también es uno de los productos que más se producen al año.
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Y es que Stop Jeans es la muestra de que el diseño local es posible, por eso, su confección, manufactura y desarrollo del producto es 100% hecho en Colombia. A esto se suma la contratación de madres cabeza de familia, quienes representan los principios de empoderamiento femenino que apunta la marca desde sus inicios.
Para celebrar los 50 años que se cumplen ahora en agosto, la marca creó una colección limitada que reúne de nuevo la mayoría de los mejores estilos de jeans. Para esto, Stop Jeans se ha inspirado en una mujer que le gusta sentirse bella pero que a la vez es el alma de la fiesta, de ahí a que algunos diseños tengan intervenciones con cadenas doradas bañadas en oro que son removibles. Además, esta colección está confeccionada con telas Premium así como con los mejores insumos. Dentro de la colección también se han creado dos chaquetas y una serie de camisetas con pedrería que llevan mensajes alusivos al empoderamiento de la mujer.
Con todo lo anterior en mano, la marca buscó a la influencer barranquillera Andrea Valdiri para convertirla en la imagen de esta colección especial. Sus curvas, belleza y su voz que rompe con los esquemas del qué dirán, la llevaron a posar los distintivos modelos de jeans que quedaron registrados en unas fotografías en las que se resaltan los atributos del cuerpo de Valdiri y que son el testimonio de que Stop Jeans son los pantalones de la horma perfecta.
Finalmente, la marca que quiere seguir llegando a cada rincón de país ha dejado claro que otra de sus premisas ha sido la de democratizar el jean, ya que esta es una prenda que no distingue de estratos ni creencias culturales. Por eso, producen diseños desde la talla 6 hasta la 16 y han llegado a abrir tiendas en lugares como Lorica y Sahagún.
