Cuando en enero del 2010 se terminó de construir el malecón de Taganga, los israelitas que empezaban a llegar al lugar soñaban con construir un monumento a la Torah, el libro sagrado de los judíos, en mitad del paseo sobre el mar. No era una idea descabellada sino la manera de celebrar la llegada de sus coterráneos a la tranquila bahía de pescadores que terminó siendo una verdadera toma con nefastas consecuencias para el pueblo.
Cinco años atrás el ex militar Assi Moosh quien vio en Taganga una oportunidad de negocios había empezado a adquirir tierras en el cerro con vista sobre la bahía y terminó construyendo un hotel-bunker que proyectó como el lugar ideal para el descanso y la distracción de soldados israelíes de vacaciones. Manejaban dólares, lujuria y apetito por el idílico trópico. El hotel fue bautizado Benjamin y lo inauguraron con su presencia veinte rabinos traídos desde Israel.
El Benjamin nació en un inmenso caserón en el pueblo. La remodelación duró cuatro años. Una vez se asentaron los visitantes empezaron a tener encontrones con la policía. Uno de ellos, identificado como Moore, muy cercano a Assi Moosh, quien andaba extrañamente de pistola entre sencillos pescadores no aceptó dejarla de cargar. Con altivez y dólares Moosh y sus visitantes, corpulentos y tatuados, algunos conservando símbolos del ejército israelí terminaron haciéndose sentir en el pueblo.
Además de su físico intimidante, un cuarentón calvo, de contextura gruesa que se pavonea en una camioneta blindada XR, se sabe de sus reglas drásticas para manejar el hotel que pocos colombianos conocen. La mayoría de los empleados llegan directo de Israel. Para acceder al Benjamin se requiere comprar un paquete turístico con un valor aproximado de US$ 800 con todo incluido, además de bebidas alcohólicas ilimitadas y claves para acceder a la oferta de marihuana –de primera calidad en La Sierra-, cocaína y al goce sexual caribeño, para no hablar de la opción que ofrecen de contratar seguridad privada que coordina un ex paramilitar conocido como Willington Vásquez alias Manuel. El atractivo en el oriente medio es total y el hotel siempre está lleno.
El secretismo que manejan los israelíes ha hecho que crezcan los rumores alrededor del Benjamin y su gente que no se quedan quietos. Se multiplicaron los hostales, bares y restaurantes detrás de los cuales, se dice, se camuflan actividades non-sanctas. Allí está la Casa Bait, administrada por Yossef Shimon o el restaurante Daisys montado por Mor Zohar y negocios menores en los que circula la plata y se hacen cruces que han ido complicando la vida en Taganga cada vez más lejos del idílico lugar que atrajo a miles de aventureros y viajeros en la década de los 70 y hasta los 90 cuando los grupos paramilitares en cabeza de Hernán Giraldo entraron a sembrar la muerte en la disputa de la bahía como centro clave para el tráfico de droga.
El bunker-hotel de los israleias permanece como un monumento de concreto que rompió para siempre un paisaje que había hecho de esta ensenada una de las más bellas del Caribe colombiano. Ahora, con la sorpresiva expulsión del país de Assi Moosh, buena parte de la tranquilidad regresará a lo que fue algún día un pueblo de pescadores.
Publicado originalmente el: 31 Ene de 2017