Si algo ha despreciado William Serrano Pinto toda su vida es el perfil alto. Desde que creó Adivesa -una distribuidora de aves- a finales de los sesenta quiso salir de cualquier tipo de foco. Ser el cerebro detrás de una empresa, sin grandes titulares, sin perfiles en revistas. Su decisión inicial fue llamar a su cuñado, Jaime Liévano Camargo y darle el cargo de gerente. Entonces empezó una revolución. Hasta ese momento los avicultores acostumbraban a engordar los pollos en 45 días. Jaime, después de mucho estudio, y a punta de intuición, estableció que los pollos necesitaban 60 días de engorde. Esto trastocaba toda la cadena de producción que necesitaba, con urgencia, resultados. Eran los finales de los años sesenta y Adivesa era una de las pocas industrias, junto con Hipinto, que intentaba destacarse en todo el país a pesar de que su epicentro fuera Bucaramanga y así inició Mac Pollo.
El secreto del creador de Mac Pollo
William Serrano resultó teniendo razón. Se había iniciado profesionalmente en Purina y sabía de lo que hablaba a la hora de hablar de engorde de animales. Con estos 15 días extras podría perderse cantidad de alimentos pero se ganaba en carne. Los animales saldrían robustecidos. Poco a poco la distribuidora, que arrancó con apenas 12 empleados en 1969, fue haciéndose cada vez más fuerte. En 1976, manejando ya toda la cadena de comercialización, desde la crianza del pollo hasta la venta, decide abrir Mac Pollo, un primer local en la avenida Quebradaseca de Bucaramanga. En esa época se asaban 550 pollos al día. No se equivocó. Casi cincuenta años después Mac Pollo sacrifica 150 mil aves diarias para vender en sus 160 locales distribuidos en todo el país o distribuirlos congelados a diferentes cadenas de supermercados. Genera más de 7.500 empleos directos.
El entonces presidente Iván Duque le hace un reconocimiento al creador de Mac Pollo
Por eso Mac Pollo aparece entre las 100 empresas más rentables del país. El año pasado -2022- vendió más de 2 billones de pesos. Aún sigue siendo la empresa avícola más exitosa en un país que se acostumbró a comer pollo asado, seguido muy de cerca por pollos bucaneros que desde el 2017 pertenece a la familia norteamericana Cargill. Mac Pollo, a pesar de todos los enviones y propuestas de compre, sigue siendo fiel a sus orígenes. En todos los listados aparece como una de las empresas más rentables creada en Santander.
William Serrano Pinto celebra junto con sus empleados en la sede de Cañaveral, Bucaramanga
Para producirlos 450 mil kilos de carne que tienen en un año necesitan tener en un corral cerca de 3 millones de pollos, una proporción que sería la del estadio Nemesio Camacho el Campín multiplicado por 20.
El día que Mac Pollo empezó a ser grande
Los orígenes de Mac Pollo fueron de una competencia tenaz con la otra gran distribuidora de aves de Santander, Distraves, cuyo dueño era Francisco Serrano. Es que ambas compañías tenían que compartir la misma planta de procesamiento. Eran muy diferentes. Francisco Serrano venía de un entorno más acomodado mientras Serrano Pinto era de esos santandereanos duros, de esos con los que nadie quiere tener una discusión. El tratamiento de sacrificio de ambos era completamente diferente. Serrano Pinto sabía que el sabor de un ave radicaba en la manera como era sacrificada. Así que los dos no podían compartir el mismo espacio. Llegaron a un acuerdo: apostarían quien le vendería la mitad de la planta al otro. La manera de apostar era con la Lotería de Santander. Si el número mayor terminaba en Par, William se quedaba con la planta, y si era impar era para Francisco. Y Francisco le vendió la mitad de la estructura a William, y Distraves ubicó una planta nueva en Piedecuesta. Fue una de las apuestas que le salieron bien a uno de los empresarios más enigmáticos de Colombia, uno del que nunca se ha sabido nada más de lo que aparece en su logo. Sin embargo Mac Pollo está en casi todos los centros comerciales del peso del país. Facturando como sólo lo hace una gran empresa. A sus 81 años William Serrano Pinto está ávido por seguir creciendo y ganarle el pulso a sus nuevos rivales: los gringos de Cargill.
